jueves, 25 de febrero de 2021

La escritora chilena asesina

María Carolina Geel, seudónimo literario de Georgina Silva Jiménez, fue una escritora y taquígrafa chilena de principios de siglo XX. Armó una exitosa carrera como novelista y después como ensayista, siendo reconocida además en el ámbito de la crítica literaria. Se codeó con figuras de la talla de Alone y Gabriela Mistral. Pero Geel sería recordada no precisamente por su literatura, sino que por ser la protagonista de uno de los crímenes pasionales más impactantes de la intelectualidad chilena. 

Exactamente el 14 de abril de 1955, Geel disparó en contra de su amante, Roberto Pumarino, en el conocido Hotel Crillón. Cuatro disparos a las cuatro de la tarde. Por este hecho de sangre fue condenada a tres años de presidio. Allí escribió Cárcel de mujeres, una de sus novelas más importantes. Esta describió un mundo infranqueable, que oscilaba entre la escritura testimonial y la de ficción, legitimando, de esa forma, una mirada femenina del espacio carcelario. Recibió el indulto presidencial de Carlos Ibáñez del Campo con la ayuda política de Gabriela Mistral. 

Se han intentado dilucidar las auténticas motivaciones del crimen de Geel. Todas son meras interpretaciones o especulaciones. Se llegó a decir que lo sucedido correspondía a una estrategia publicitaria por parte de la escritora. Joaquín Edwards Bello, sostuvo que fue un acto de locura cometido por una mujer “intoxicada de literatura”: “Su mano no se armó para matar un hombre ni un amor. Se armó para matar al monstruo de la frustración”. ("Cárcel de mujeres", La Nación, 12 de abril, 1956). Tal vez una pista remota respecto al por qué María Carolina Geel mató, se encuentre en su primera novela, publicada el año 1946, “El mundo dormido de Yenia”, que comienza con una cita de Nietzsche, muy reveladora en este sentido: “Amar y desaparecer : he ahí cosas aparejadas desde la eternidad. Querer amar es también estar pronto a la muerte”. 

Hasta el momento de su partida, Geel nunca volvió a hablar del crimen que protagonizó. “La verdad no será dicha jamás”. Alone, uno de sus más fieles defensores, señaló en su tiempo: “que sus libros declaren por ella”.