miércoles, 16 de agosto de 2017

Adynaton

Adynaton o impossibilia, se le llama al tópico clásico que expresa el deseo o bien el temor de que las cosas cambien y se den la vuelta como un guante y pasen a ser lo contrario de lo que en verdad son. Manifestaba una suerte de hipérbole paradójica y una subversión del orden imperante. Así el adynaton podría representar tanto el reino del sueño como el reino de lo absurdo. Veíamos ese tópico en clases y me preguntaba si acaso el adynata no era más bien la máscara de un mundo invertido, si el adynata pudiera no solo ser una cuestión literaria, sino que la proyección de la propia contingencia, la dirección que está tomando el orden de cosas general, subvirtiendo su propios principios, su propia orgánica inicial. Chile, según como veo, con sus contradicciones, su hipocresía, su doble estándar, su propia política chapucera, podría entonces pasar a ser perfectamente un ejemplo del reino del adynaton, no tanto un absurdo como una posibilidad que siempre se sabotea a si misma.
En uno de sus tantos recuerdos en Nueva York, Poli Délano contaba que, en medio de combos y matones, conoció a una chica que lo volvió loco. Era nada menos que la sobrina de Lauren Bacall. Agregaba que gracias a ese primer amor por poco conoce a Humphrey Bogart. Un duro elegante. De no haber sido por los imprevistos de la vida, -repetía- habría entrado a Hollywood por la puerta ancha. Conoció, en cambio, a Bukowski, un duro sucio. Se dice que después de concederle una entrevista en Los Ángeles y emborracharse, experimentó la senda del perdedor, ese camino ya descrito a su manera por Claudio Giaconi en La difícil juventud. La desilusión le había permitido codearse con los más duros, y adoptar su mirada descarnada. Nada de intelectualismos; él solo quería contar historias.