domingo, 19 de junio de 2016

Una señora luego de cederle la reja para entrar al edificio: -¿Tiene usted la suerte de ser padre? -. -No-. -Entonces no lo saludo. Queda pendiente-. Se ríe. Yo también. Me repito esa frase a mi mismo antes de entrar: "La suerte de ser padre. La suerte de ser. La suerte", hasta sabérmela de memoria. La señora tiene fe en que este sujeto será padre. Como si eso no dependiese de uno. La gente con fe tiene mucha imaginación. Medito en la palabra suerte más que en la palabra padre. Entonces regreso, con ironía, a mi pieza de soltero.