domingo, 16 de octubre de 2022

Gran poema de la poeta Lucy Oporto, que sirve de introducción a su libro Los perros andan sueltos. Imágenes del postfascismo:

La espesura se desgarra poco a poco: el insondable destello de la sangre antigua, el más vasto amor, aprisionado entre despojos, costras e instrumentos.
La soledad es la intensidad de la mirada, el transcurso de un dolor sordo, el alma consumida por la llama interior.
La lucha. La destinación. El silencio.
Mas la herida fundamental es imborrable. Es el nombre de la vida en el instante de su destrucción. Es la eternidad interior en la desgarradura del desprendimiento.
Es la mirada, la pregunta, el testimonio.
Pero, ¿en qué punto del combate entre las fuerzas se extravía la huella que conduce a la herida?
Un universo desfondado.
Ahora, el rigor cósmico conduce a la derrota. Rigor cósmico del ser desprendido: así la grandeza interior se despeña, como un cristal antiguo que enmudeciera sin entrañas, sin un mundo que lo nombre.
La destrucción de la promesa del amor y de la vida. La degradación de un fuego originario. La abjuración de los más altos dones.
Como haber nacido desde una fuente infectada. O haber escupido la mano extendida del ocaso. O haber mutilado el cuerpo amoroso de la espesura.
Soledades.
Un silencio de fuego, un camino, un descenso. Intensidad odiada por la mirada sin noche.
He ahí el mundo y los mundos. Colisiones entrañables como ráfagas, cortes y perforaciones.
No hay amor en la brecha. Solo la luz que presencia la agonía. Solo la luz de la agonía. Allí donde los castos son degradados hasta el devoramiento de su noche intacta. Allí donde el aullido es la voz de la verdad.
No hay amor en el desfondamiento del abrazo. Solo la destinación de los Vencidos a la ignominia y el oprobio.
Mas queda la mirada del abismo, emergida desde el cuerpo que lucha, la luz sangrante del cuerpo en el testimonio de la zozobra. He ahí aún la noche sacral de la promesa: el nombre póstumo de la vida arrojada.
La espiral se quiebra en el corazón desprendido.
El abrazo del alma era la promesa del amor y de la vida. El abrazo del alma es la desgarradura del desprendimiento.
La mirada sola es el anhelo y el vacío, la verdad y el aullido, la luz y la noche mancillada. La intolerada marca de la lucha.

Lucy Oporto