jueves, 16 de septiembre de 2021

Choreza no es viveza

Arriba de la micro dos compadres se "echaron la choreada", a vista y paciencia de todos los pasajeros. El primero le lanzó una lata de cerveza al segundo y luego lo increpó por botarse a choro. El aludido repitió que lo dejara piola, que nunca le hizo nada. Entonces, el otro lo invitó a bajarse de la micro para resolver el problema a los combos. Pidió disculpas a los pasajeros y al chofer por "los inconvenientes". Siguieron rumiando la rabia, hasta que el aludido quiso bajarse. "Voh no te bajai hasta que arreglemos esta wea", le dijo el otro, desafiante. "No me podi obligar wn", le dijo el aludido, tratando de zafar. Así, la micro continuó su recorrido, con la tensión manifiesta de ambos contendores, hasta llegar al próximo paradero. Luego de llamar por teléfono y contactar a unos "pilotos", el compadre de la lata "invitó" al otro loco a bajarse. Este no quiso. Ante la negativa, el compadre de la lata esperó un paradero más y advirtió al chofer, no sin antes increpar al aludido "¡Choreza no es viveza!", le gritó. "Viveza es respetar a los demás, sapo c..... Aprende", remató, haciendo sonar los dedos. Al final, el compadre se bajó rápidamente, volvió a pedirle disculpas al chofer desde la calle, pasó por el lado de la micro y pegó con un palo cerca de la ventana donde se encontraba el aludido. La micro siguió avanzando y el compadre, taimado, se cubrió la cara con una capucha y se bajó un poco más allá. "Ahora me toca a mí wn...", alcanzó a decir. Los locos no se tocaron ni un pelo, pero se habían empapelado a chuchadas. Nadie a bordo quiso intervenir. Había que dejarlos piola, en su ley, "a lo vivo".