jueves, 26 de noviembre de 2015

En el Club de los Corazones Solitarios

Anoche después del evento me aproximo a una chica, vestido negro, blanca, pinta de ochentera, rasgos medio franceses. Estaba lleno. Parecía disfrutar del ambiente y de todos esos grupos alrededor que juegan a ser alegres. Algo llama su atención. Un video de surf repitiéndose una y otra vez como un mantra, mientras de fondo cambiaban los temas, luego del show y después de él, cuando todos dispersos formaban una especie de clan al fondo, entre brindis, risas y secretos. A su lado, le pregunto si alcanzó a escuchar el número musical para el micrófono abierto. No quería sonar demasiado predecible. Me dijo que sí aunque se escuchó poco, pero le gustó en cambio la emoción, la emoción del momento. De vuelta ella pregunta: "y tú qué haces por la vida". Siempre me ha intrigado esa pregunta, a pesar de lo práctica e incluso burda que pueda sonar, (menos en sus labios). Le dije que por ahora solo disfrutar de esto, mañana veremos. Ella comienza a reír como queriendo simpatizar, en sintonía con ese momento, y además, como intuyendo que todos a su alrededor no advierten el desface entre la música y el video. Ese desface tuvo sentido solo en ese momento de complicidad. Hermoso por imperfecto. Luego ella suelta una pregunta un tanto especial: "¿Y tú con quien andas? ¿o eres del Club de los Corazones Solitarios?". Yo solo atino a reír, con el simple y natural impulso de estar empatizando. Le digo que solo me interesa compartir, nada demasiado serio. Luego llega su amiga. Conversa un rato. Para cerrar el broche de oro, se besan. Hago el ademán de brindar. Ellas también. De pronto se sintió como una invitación o una sutil despedida. Como si yo hubiese sido otro desertor más, una especie de beatle perdido, en ese club subterráneo. Pensé que el Club de los Corazones solitarios debería ser el más repleto del mundo. Me dije a mi mismo si acaso estábamos formando parte de un videoclip secreto, clandestino, hecho a nuestras espaldas. A ratos la vida, por romántica, y también por irónica, tiene mucho de eso.