miércoles, 18 de diciembre de 2024

Y yo me pregunto: si los editores, poetas y escritores caen también en prácticas mafiosas y deshonestas, ¿qué los diferencia de un operador político? Me atrevo a ir más allá ¿qué diferencia al mundo literario del mundo político, si incurre en prácticas similares?

Dies Irae: Un paseo por la tienda Riffs y la Anarko Metal Shop

Fuerza para José “Toño” Cabezas.


Tras la noticia sobre el lamentable accidente del “Toño Cabezas”, fundador de la banda Betrayed y leyenda viva del metal porteño, supe de un amigo suyo, Eduardo Saavedra, “Lalo Thrash”, que tiene una tienda de discos y poleras metal en Viña. La tienda se llama “Riffs” y se encuentra en el Paseo Cousiño, cerca de calle Viana.

Hasta ese entonces, la única tienda metalera de la cual tenía conocimiento y que frecuentaba muy seguido era la tienda del “Toño”, la “Anarko Metal Shop” ubicada en la cima de la galería Tres Palacios de Avenida Pedro Montt, Valparaíso. Había que subir ese camino de caracol como quien se aventuraba hacia una dimensión “under”. Por lo mismo, recorrer esa galería y dirigirse a la tienda tenía una mística, porque se trataba de la única tienda porteña especializada en material exclusivamente metalero.

Sin embargo, también existía esta otra tienda “Riffs” y el propio Lalo Thrash dijo que la tenía hace ya más de diez años. La tienda del “Toño” es más antigua eso sí, y data, según entiendo, de los años noventa, un verdadero baluarte que, pese a la banalización, aún mantiene su vigencia. Entré a la tienda del Lalo Thrash. Tiene menos espacio que la del Toño, pero lo compensa con discos, vinilos y cassettes que son verdaderas joyas, auténticos “filetes”, inclusive rarezas que jamás habría pensado encontrar en formato físico. Así, por ejemplo, me interesé, de inmediato, en álbumes de Voivod, uno de Paradise Lost, otro de The Gathering, también de Type O Negative, y gran parte de las leyendas del heavy: Saxon, Maiden y DIO.

Cuando investigué un poco más, di con un disco que sencillamente no me esperaba: uno de Devil Doll, banda experimental de fines de los ochenta que mezclaba metal, música sinfónica tenebrosa y vanguardia, en una propuesta, en sumo, arriesgada. De inmediato, le mostré la joyita al Lalo: Dies Irae. “Son raros. Es como King Diamond con música de cámara”. Asentí y repetí la palabra bizarro, para entrar en sintonía con la visión de Mr Doctor. Me llevé el disco, sin pensarlo demasiado, ya que se trataba de un disco exclusivo, prácticamente inexistente en otra parte.

En eso, fue inevitable recordar al “Toño Cabezas”. “Acá hay puras joyitas”, le mencioné al Lalo Thrash. “Acá estamos hace como diez años”, respondió, breve y escueto. Luego le conté que la única tienda de metal que conocía era la Anarko Metal Shop, al menos la única de la Quinta. Entonces, el Lalo me preguntó si sabía lo que le había pasado al Toño. Le contesté que por supuesto, que lo habían atropellado, que, hasta donde yo sabía, se encontraba estable, pero muy delicado. La preocupación por el estado de salud del Toño, de hecho, fue gigante, entre los miembros de Betrayed y gran parte de la escena metalera local. Era cosa de ver la cantidad de seguidores atentos a cualquier novedad tras el comunicado de la banda. Me di cuenta de que el Toño era muy querido entre la fanaticada y había, por ende, una gran hermandad que resurgía cual fénix en momentos oscuros.

Hacía poco había ido a la Anarko Metal, antes de Halloween, para comprar el disco Bajo una luna cámbrica de Dorso. Cuando uno llegaba pasadito la hora de almuerzo, era común ver a algunos amigos del Toño vacilando sus buenos tarros para luego ir a comprar chelita en la botillería. Al Toño también lo solía ver en el Baranda Bar, el ex Keops, un antro clásico donde todos los rockeros y metaleros del puerto iban a ranciar o a hacer la previa para luego ir a las tokatas. Por eso se le extraña, por su cercanía y buena onda. Y, por lo mismo, resulta algo chocante imaginarlo en otro contexto que no sea el de la buena música metal.

Salir a tomarse un copete de madrugada por la noche porteña se ha vuelto un auténtico ejercicio temerario, porque te pueden asaltar o te puede atropellar un conductor imprudente en estado de ebriedad o de intemperancia. Hay recorridos carreteros que ya lamentablemente no se pueden hacer, por temor a la parca o por temor al diablo, al diablo personificado en cualquier “pinganilla” de la esquina. La verdadera sombra asecha, sin duda, luego de una desenfrenada jornada de esparcimiento. Lo bueno es que todavía se puede sobrevivir, con un poco de apañe de los amigos, como hubiese cantado Joe Cocker. Así lo supo el gran “Toño Cabezas” y por eso mismo se mantiene cual viejo roble, resistiendo, resonando cual riff estridente desde las entrañas del inframundo.

Antes de salir de la tienda Riffs, a propósito, el “Lalo Thrash” me avisó que Betrayed realizaría un concierto a beneficio, concierto al cual de seguro voy a asistir. No me contó en qué local se haría, aunque la banda pronto daría aviso a sus seguidores, para realizar el evento a beneficio del querido “Toño”. Busqué el significado de “Dies Irae”. Se trata del “Día del Juicio Final”. La compra de ese disco no era coincidencia, era una señal, señal de que a todos nos toca enfrentar ese día, y señal de que algunos todavía permanecen entre nosotros, para dar la pelea y demostrarle al de la guadaña y al mandinga que hay metal y hueveo para rato.