jueves, 16 de diciembre de 2021

La muerte de la viuda de Pinochet

Si no viviese en Chile, pensaría que todo es como una serie en la onda Truman Show, un reality show, un meta verso a gran escala. Ninguna serie de política, ni House of Cards ni Juegos de poder, podría tener las vueltas y giros de guion que ha tenido esta carrera presidencial pandémica. Qué duda cabe que desde el 18/10 en adelante todo parece escrito por una especie de guionista demiurgo, planeando un final de temporada épico para esta tragicomedia llamada Chile. Cómo no quedar intrigado ante tantos cambios abruptos, como el del triunfo de la izquierda en la conformación de la constituyente, para luego ser testigos de la victoria de Kast en primera vuelta.

El rumbo de los acontecimientos ha sido impredecible, tanto así que no se sabe cuál de los candidatos resultará vencedor, porque las encuestas insisten en un empate técnico. Sin embargo, hoy ha ocurrido algo que quizá lo cambie todo: la muerte de Lucía Hiriart, viuda de Pinochet, la cual coincidió justamente con los cierres de campaña presidencial. Con esto muere también parte del pinochetismo o, al parecer, moriría, lo que sería un nuevo golpe a la derecha, en el caso que perdiera Kast. De todas formas, ahora se halla en una disyuntiva y tiene dos escenarios: empatizar con la muerte de la viuda de Pinochet, siendo consecuente con la derecha conservadora, o bien, desmarcarse de ella y darle la espalda a sus votantes más duros. Cualquiera de estos dos movimientos tendrá un alto costo político.

Por otro lado, Plaza Italia se ha vuelto a llenar de gente, en una catarsis equivalente a la de la muerte de Pinochet en el año 2006. Para Boric, este hecho tampoco es gratuito, al contrario, también podría significarle votos. Todo dependerá de su postura ante las posibles manifestaciones en celebración de la muerte de la viuda de Pinochet. Cualquier paso en falso podría catapultarlo, sobre todo si llegase a mostrar algún grado de prudencia ante esta muerte tan inesperada como simbólica. Los grupos más radicalizados lo volverían a penar y le recordarían su eventual “amarillismo” en un hipotético gobierno.

La muerte de la viuda de Pinochet los pilló a todos desprevenidos y descolocó a medio Chile en un giro dramático de último minuto. Lo más seguro es que Kast se quiera desligar de toda referencia a Lucía Hiriart solo para no perjudicar aún más su imagen asociada a la dictadura; y Boric se quiera plantar firme ante la trascendencia de esta muerte, señalando la impunidad post mortem de la occisa. Cualquier acción o, inclusive, cualquier inacción, en este punto, podría representar la gloria o la ruina para cada candidato. Es cierto que aún no todas las cartas están echadas en la recta final, pero este parece un verdadero movimiento “fuera de la máquina” que pasará a la historia y que podría incluso definir, no solo el balotaje, sino que el trasfondo político de la futura presidencia de Chile.

Algo se destruyó, y algo hay que reconstruir. Algo cayó, y otra cosa se debe levantar. La muerte de Lucía Hiriart divide a Chile nuevamente en dos visiones de país totalmente irreconciliables: reconstruir lo que fue o bien purgar un pasado doloroso. El futuro de Chile podría seguir sujeto a su necrología, de manera permanente, o mantener a flote lo que aún permanece vivo, a riesgo de agonizar sin remedio ante el avance indiscriminado de la distopía global.



Si en algo podemos estar de acuerdo es que ambos candidatos tienen los requisitos para ser presidente ¿Por qué? pues, porque, como decía Nicanor Parra: "para ser presidente, hay que ser escupido previamente". Y ambos ya sintieron el cariño del pueblo. Kast, por ejemplo, fue muy bienvenido en una Universidad de Iquique el 2018; y Boric también recibió un agasajo a fines del 2019 en el Parque Forestal, luego de adherir el Acuerdo por la Paz. Esta, camaradas, es la antipoética de nuestra política.