miércoles, 10 de abril de 2019

La primera foto de un agujero negro, captada por el Event Horizon Telescope: "Un absoluto monstruo", dicen. Tres millones de veces más grande que la Tierra. No sé, pero me recuerda a aquella imagen del video de Soundgarden: Black Hole Sun.

"Won't you come
And wash away the rain".


El otro día, un cabro sentado de los primeros leía durante toda la hora un libro. Se le veía tan absorto que casi no atendía a sus compañeros, ni mucho menos la clase. Me acerqué a él, una vez terminaba la hora. Seguía con su lectura ferviente y solipsista. "¿Qué lee?", le pregunté. No dijo nada. En cambio, levantó la cara y mostró la portada del libro. La portada tenía un tenue color azul. No presentaba ni título ni dibujo. Por el material y la consistencia, se parecía a aquella edición íntegra de Los desnudos y los muertos que guardo entre los libros de editorial Plaza y Janes. Alcancé a observar apenas la tipografía de algunas páginas que leía. El texto en cuestión tenía una disposición entre novelística o ensayística. "¿Por el colegio o por usted?" volví a preguntarle al cabro, queriendo conocer la razón de tan empecinada lectura. Volvió a no decir nada, hasta que sacó un pequeño papel de su bolsillo. Me lo mostró. En él estaba escrito un vale de biblioteca pública. Con eso quería decir que lo estaba leyendo motu proprio. No contento con su respuesta, permanecí a su lado, pensando en sacarle más información. El chico, hermético, queriendo proseguir con su lectura, notó que no me iría de su lado hasta saber el motivo real de su predilección por ese libro. Entonces, dejó a un lado la página en la que se encontraba, le colocó el correspondiente marcador, guardó el libro en la mochila, y señaló que debía irse pronto, no sin antes pedirme otra copia de la guía de la clase que había olvidado realizar. Todo indicaba que el cabro seguiría leyendo ese libro en clase. El motivo era eminentemente personal. Y todo indicaba que no me lo diría, o al menos no en dichas circunstancias. Ayer, cuando ya comenzaba la primera clase de la tarde, el chico del libro subía a la sala para la otra asignatura. Al verme bajar apenas saludó, esbozando, en su lugar, una breve sonrisa al vuelo. ¿Seguirá leyendo aquel libro en la clase de Matemáticas? ¿En la clase de Historia? ¿De Física? ¿Lo seguirá dejando para la clase de Lenguaje? Hay lectores que no aceptan otra condición que la ausencia de excusas. Hay lecturas que no merecen otro trasfondo que la indeterminación.