miércoles, 23 de agosto de 2017

Desde temprano en la mañana, un ruido de bocinas ininterrumpido. La orquesta del terror se prolongó aproximadamente durante el lapso de dos horas. No sabía muy bien a qué venía tanta bulla. ¿Una manifestación? ¿Un atochamiento inusual? Hasta que al salir al kiosco de la esquina, leo el titular de La Tercera: Buses y camiones "marchan" por Valpo. El motivo de los conductores según el diario era la delincuencia. La delincuencia en torno al comercio callejero. Había un detalle todavía más intrigante que el contenido de la inoportuna marcha: ese marchar entre comillas. No un marchar de "inútiles subversivos", sino que un marchar de máquinas. Un marchar perfectamente delineado, trazado, incluso asistido por policías y vasallos. Una pequeña ilusión ruidosa a costa del rumor orgánico de la ciudad.