martes, 23 de enero de 2024

Fernando Savater, tras su despido del periódico El País: "Ahora lo normal es ser progre, el resto es Jack el Destripador"

Enfermedad X

Tras la pasada pandemia, los líderes de la OMS se reúnen de nuevo para conversar sobre la “Enfermedad X”, una hipotética enfermedad que pudiera aparecer a futuro y que pudiera ser más letal que el coronavirus. De inmediato, se gestó la alerta entre los conspiranoicos que, hasta el momento, han tenido mucho de razón, toda vez que el famoso corona sí salió de un laboratorio e incluso un estudio de científicos japoneses afirmó, con pruebas, que todas las variantes del covid 19 bien pudieron haber sido creadas por el hombre ¿con qué fin? Eso queda sujeto a interpretación, cada cual más especulativa. La cuestión aquí es que si se comprueba esa posibilidad, estaríamos pasando a otro nivel, porque el diseño y el experimento del virus podría perfectamente haber sido un “plan piloto”, algo preliminar en vista de algo muchísimo más jodido.

Los medios oficiales alegan que han vuelto al ataque los conspiranoicos al hablar de una “nueva plandemia”. Pero no toman en cuenta que la publicidad de la OMS tampoco ayuda mucho a disipar los miedos y las tensiones. Es cosa de leer el apelativo de Enfermedad X para remitirnos a la programación predictiva que ya se ha inyectado en películas de corte apocalíptico al respecto, tales como Virus X del 2010 o la mismísima saga de películas basadas en el ya clásico Resident Evil. Hay un pánico inconsciente en la población, traumada por el impacto del último encierro mundial, o bien hay una operación velada de parte de las elites para inocular el pensamiento paranoico, pretendidamente preventivo, ante la aparición de futuras calamidades.

Se sabe que la OMS se ha valido del virus para justificar su existencia, mejor dicho, para justificar el salario de quienes la integran, y así volver a liderar el ranking de las entidades más inútiles y megalómanas del último tiempo, que cuestan una enorme cantidad de plata y que nadie, a ciencia cierta, sabe para qué existen. Sin embargo, las naciones y cada uno de nosotros tendrá que seguir debatiéndose por su cuenta, entre un mal conocido y un mal por conocer, porque, si fuera por eso, cualquiera podría hacerse de un nombre, autodenominarse “experto” y describir posibles hipotéticos escenarios desastrosos, sin una garantía absoluta, solo con el suficiente poder económico para instalar ese escenario en la mente y en el corazón de los ya hipocondriacos ciudadanos.

El video de Damon Imani en el Foro de Davos

Ha circulado un video de un hombre increpando e insultando a Klaus Schwab y a todos los presentes en una reunión anual del Foro de Davos. “Y agradezco que el foro me dé la oportunidad de estar en este escenario y de decir ¡vete a la mierda Klaus Schwab y vete a la mierda con tu nuevo orden mundial! Nosotros, el pueblo, nacimos libres y seguiremos siendo libres. Y usted y todos sus amigos globalistas, incluidos todos los de esta habitación, se pueden ir a la mierda’”. Habría dicho el ponente en esa reunión.

De inmediato, el video se viralizó, sobre todo, en las redes sociales de “anti globalistas”, “personas de la resistencia”, “disidentes al Nuevo Orden Mundial”, y “patriotas soberanistas”. Sin embargo, el propio ponente señaló que se trata de un video satírico creado con IA. El hombre responsable del material se llama Damon Imani y es un creador de contenido. “Debato y creo videos sobre cosas que se supone no debo”, afirma en su perfil oficial de la red X.

Cabe subrayar que Imani se referió a dicho video como una “sátira cierta”. Es decir, que, más allá de la ficción de su contenido, las cosas que allí dijo sí coinciden con lo que él realmente piensa respecto de Schwab y su gente del foro. Muchas páginas verificadores de fake news salieron a comprobar la veracidad de la información, y se apresuraron en indicar como falso todo lo que allí salía, sin considerar que la intención de Imani nunca fue esa, sino que representar una situación hipotética, a la cual él, de seguro, podría adherir.

Entonces, tenemos, por un lado, que las posibilidades de denuncia y de creatividad de la IA son fascinantes, porque puedes editar prácticamente cualquier cosa para hacerla parecer real y crear consciencia. Pero también tenemos que, por otro lado, los mecanismos y algoritmos de la IA perfectamente pueden ser usados para falsear la realidad o recrear hechos o situaciones que nunca ocurrieron con un fin perverso. O, derechamente, engañar a gente que se proyectó en Imani, en su representación virtualizada, porque le daba forma audiovisual y cinematográfica (inclusive) a una postura sostenida por aquellos que ven en el Foro de Davos el máximo exponente del corporativismo global e incluso la plataforma política por excelencia del globalismo internacional.

Aquí sí se cumpliría la críptica frase de Baudrillard, oráculo de la simulación posmoderna: “El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero.” Era, en una reformulación del dicho, demasiado cierto para ser real.

En el centenario de la muerte de Vladimir Lenin. "Historia secreta" del líder ruso.

En el centenario de la muerte de Vladmir Lenin, dirigente de la Revolución de Octubre, fundador de la Unión Soviética, cito este fragmento del libro de Antony Sutton, “Wall Street y la Revolución Bolchevique”, muy revelador respecto a la "historia secreta" detrás del líder ruso:

“En el interín, dentro de Rusia la situación económica se había vuelto crítica y la inevitabilidad de un abrazo con el capitalismo comenzaba a alborear para el Partido Comunista y sus planificadores. Lenin cristalizó esta conciencia ante el Décimo Congreso del Partido Comunista Ruso: Sin la asistencia del capital nos será imposible retener el poder proletario en un país increíblemente arruinado en el cual el campesinado, también arruinado, constituye la amplia mayoría – y, por supuesto, a cambio de esta asistencia el capital nos exprimirá con cientos de porcentajes. Esto es lo que tenemos que entender. Por lo tanto, o bien este tipo de relaciones económicas, o nada…

(…) En la mente del lector debe haber surgido la pregunta de: ¿fueron, por lo tanto, estos banqueros también bolcheviques encubiertos? No. Por supuesto que no. Los financistas no tuvieron ideología. Sería cometer un grueso error de interpretación presuponer que la asistencia a los bolcheviques estuvo motivada ideológicamente en cualquier sentido estricto. Los financistas estaban motivados por el poder y, por lo tanto, apoyaron a cualquier vehículo que les ofreciese un acceso al poder. Trotsky, Lenin, el Zar, Kolchak, Denikin – todos recibieron ayuda, en más o en menos.”
Hay un cierto grado de satisfacción masoquista en reconocer que mientras más calamidades se vivan, más material hay para la escritura.