jueves, 6 de octubre de 2016

De niño quería ser diseñador gráfico. La fascinación por la realidad virtual era lo mío. Se dio a raíz de la simulación de gráficos tres d de los videojuegos de aquella época. Años 90. Tenía de hecho esbozos inspirados en la trama RPG. Todo eso, sin embargo, se vio truncado por una incendiaria pérdida material. De aquel proyecto solo queda una trama vuelta prosa narrativa. Me fui inclinando hacia la escritura, que crea también a su manera realidades, casi como una alternativa o como una condena. No descarto retomar aquel antiguo proyecto, algún día. Hay que hacerle caso, de vez en cuando, a los fantasmas del pasado. La escritura no tiene por qué ser solamente una sublimación de nuestros fracasos.