miércoles, 19 de marzo de 2014

Hoy clase particular en Con Cón. Una hora de tercero medio. Dictar en casa ajena, pensar medio en serio , medio en broma (aunque más en serio que en broma), que con el digno capital de profesor de estado, de sobra se podría arrendar (o incluso comprar) una casa por esos lados y aparte de vivir, dictar clases particulares a la mala (y pasarse por la raja al Ministerio y su metafísica curricular. Dios ha muerto, con él el Mineduc) El escenario de las dunas, justo frente a la casa colegio, esboza el horizonte de la cultura, puro desierto, sin embargo bello, y detrás el nicho, del pobre profesor y su acaudalado alumno, jugando a que se cambia el mundo, cuando solo se juega al definitivo cambio de roles: el profesor que aspira a un hogar, que usa todo el saber de contrabando por una vista hermosa, pero desoladora, y el alumno que aspira en cambio al exilio, a saber para salir lo más lejos posible, ojala sin saber más de casas ni de materias (pero con la salvedad de que puede volver cuando quiera, está salvado, la aspiración de uno es otra mentira que le creí al ministerio, aún no muerto)