miércoles, 9 de enero de 2019

Multivac ya está aquí.

"Hasta ahora, hasta este momento en que es preciso iniciar la información anual, fueron vuestros padres los que proporcionaban los datos necesarios sobre todos vosotros. Pero repito que ha llegado el momento en el que os encargaréis vosotros mismos de hacerlo. Y esto constituye un gran honor, una gran responsabilidad. Vuestros padres nos han dicho lo que estudiabais, qué enfermedades habéis padecido y cuáles son vuestros hábitos; muchas cosas. Pero ahora vosotros debéis decirnos mucho más; vuestros pensamientos más íntimos, vuestros deseos más secretos.
"Esto al principio, será un poco duro de cumplir, e incluso os resultará violento, pero es preciso hacerlo. En cuanto lo hagáis, Multivac poseerá en sus archivos un completo análisis de todos vosotros. Multivac comprenderá vuestros actos y reacciones. Incluso podrá adivinar con bastante exactitud vuestras acciones y reacciones futuras". Isaac Asimov, Todos los males del mundo, 1958



Chimuelo

Estuve cachando el video del chimuelo. De inmediato, y a raíz de su viralización, saltaron los medios a indagar sobre el rústico pero llamativo entierro de la catita. Unos aseguran que el chico que la enterró tiene un vínculo con el fútbol. Otros confirman que el pájaro tenía una deformidad genética que le impedía volar, subrayando, además, que la "antagonista" del video, la perra que sacó de un mordisco a chimuelo de su tumba, era adoptada hacía poco y había vivido mucho tiempo en la calle. Bio Bio, por su parte, ha señalado que al chico le regalaron otra mascota en compensación por la sensible y célebre muerte del pájaro. Se trataba de un erizo. Le pondría exactamente el mismo nombre: Chimuelo, en honor al malogrado pero ya connotado animal.

Ante la fama del video, la publicidad no se ha hecho esperar. Así, por ejemplo, la Aerolínea Jetsmart ha ocupado la imagen del chimuelo para ofrecer descuentos en viajes con el lema "vuela alto". Y también, la marca de condones Durex ha hecho lo suyo con el pájaro, usándolo como referencia para crear su nuevo enganche: "si vas a enterrar el pajarito, protégelo".

Todo este simpático rollo podrá ilustrar la tónica usual: un video en línea logra registrar una cantidad exorbitante de visitas, acto seguido, las rrss lo hacen viral, se hacen una multitud de memes y así llama la atención de los medios publicitarios, luego la prensa, luego la tv, y suma y sigue. Pero resulta increíble ir cachando cómo opera la política de los medios; cómo, de un momento a otro, lo que parecía banal, al ser luego digitalizado y subido a la nube, genera un efecto dominó tal que puede quebrar sin más, en una efusiva pero compleja relación sistémica, la barrera entre lo privado y lo público de un paraguazo, o, si queremos ser más preciso, de un pantallazo sobre la vista del cadáver de un pájaro enterrado por un niño. El cadáver de la catita ha trascendido su condición para volverse un ícono virtual. Ahora vuela en la red, inmaterial pero eterno, en la boca y la vista de todos sus fanatizados internautas. El niño, por su parte, gozará de un minuto de fama inusitado, gracias a la espectacularización de un acto aparentemente tan inocente, remotamente tan cotidiano como arquetípico: el entierro, el rito del fin de la vida. El niño seguirá pensando en el cadáver del pajarito, mientras la boca de su perra le sirva de contrapunto cómico a la experiencia de su tragedia. Todo lo que empieza como comedia termina como tragedia, creo que decía alguien. O, en este caso, todo lo que difumina el límite entre lo trágico y lo cómico para volverse un hito espontáneo. El cadáver del pájaro vuelto ícono demuestra que la muerte misma, bajo el lente apropiado, por insignificante que parezca, puede volverse un espectáculo verosímil, y, por supuesto, rentable. Asimismo, la perra con el cadáver del pájaro en su hocico nos enseña que no hay nada como lo imprevisible para darle un toque de frescura al dramatismo de la historia. A veces solo hace falta indagar en lo baladí y darle un vuelco inesperado para acaparar la atención del mundo y hacer tendencia. Bien ahí, chimuelo.