domingo, 4 de noviembre de 2018

Leo el comentario de una amiga en fb, y reclama sobre la impertinencia, la imprudencia y el desatino de los canutos predicando a viva voz en frente de su casa, un día domingo temprano, en el peor contexto posible para su proselitismo. Ya no se discute el por qué sino que el cómo. Sin ir más lejos, yo vivo también cerca de una iglesia, justo a una cuadra de un night club, a dos de ripley y a tres de la comisaría. El ruido del flaiterío en la noche no es nada en comparación con la manía histérica de los canutos por la mañana con su megáfono en la plaza de los sueños. Ya no solo es penca su cosmovisión, sino que es penca su estrategia de marketing. ¿Cuál rechucha será su target? ¿Su branding? ¿Qué pretenden repitiendo la misma maniobra fallida una y mil veces, hasta el día del juicio final?