martes, 13 de marzo de 2012

Extracto de las Aventuras de Bill: Cuarta parte: Lejos de casa... arribando la Montaña Caseosa

Mientras tanto, en Ciudad Caseosa acontecían sucesos de los cuales Bill no tenía noticia. En la capital, los caseosos dirigentes y los civiles se hallaban en una escabrosa situación de pugna económica. Y no fue este conflicto precisamente una de las consecuencias inmediatas de la llegada de Johnson al universo de los caseosos. Tal no fue más que el detonante de una problemática enraizada en lo más profundo de la tradición de los kasios. Grolry ya estaba enterado de ello. Asistió a la morada de la imagen material del ídolo Casio en los límites de la capital caseosa.

Tal día volvía a ser pesado. La gente del pueblo expresaba su descontento tanto hacia los héroes caseosos como hacia el propio ídolo Casio que, en ese momento, se relegó completamente a la vigilancia de dicha ciudad, confiando siempre en la tradición. A un lado del pueblo, se hallaban los llamados “progresistas”, científicos caseosos que demandaban hacer uso público de sus implementos y creaciones tecnológicas en el desarrollo e infraestructura de la capital. Más cercanos al ídolo Casio, se hallaban quienes simpatizaban firmemente con la tradición, el legado de los héroes caseosos que hacían valer su nombre para luchar contra los paradigmas reinantes que ciclo tras ciclo azotan toda Tierra Caseosa. Es por estos motivos que se congregaron los caseosos en una especie de foro público, en los cuales se hallaban los dos grandes bloques en pugna. Grolry se movilizaba por entre toda la masa de gente y la lluvia que se suscitaba torrencial, con el fin de llegar hacia el espacio que da frente al ídolo Casio y encararlo.

En tanto, cientos de voces provenientes de los dos bloques se entremezclaban luchando por hacerse notar y valer. Grolry arribó firme hacia donde estaba la morada exclusiva del ídolo. Él alzó la voz para llamar la atención de todos los presentes:

-¡Cállense todos y atentos! Como ex héroe paladín de los caseosos, a mucha honra de nuestro ídolo Casio aquí presente, me tomo el derecho de pedir prestada Su palabra para manifestarme. Primero, con respecto a la situación que está viviendo nuestro pueblo nuevamente. Bien es sabido que, año tras año, estamos siendo presos de una suerte de maldición sin fin que azota nuestras tierras, y esto no lo cuento solo por experiencia propia. Ustedes han de saber, ante la presencia de Casio, que esta maldición ha afectado a Tierra Caseosa mucho antes de haber sido nombrada ciudad a nombre de nuestras generaciones pasadas. Es este mal sin fin que han tratado de liquidar nuestros antepasados. No se sabe aún si los llevamos con nosotros, o si es esta gran isla, la Isla Caseosa, la que permanece impregnada de dicha maldición, mucho antes de nuestra llegada. Hoy en día, Johnson casi no nos asusta, y eso he de replicarlo con fuerza, puesto que, a nuestros ojos, se nos aparece solo como una de las tantas nefastas consecuencias de nuestra llegada a estos parajes inmersos en el gran Océano Weters, del cual no conocemos casi nada y aún se nos presenta enigmático. Como ex héroe caseoso que soy, llamo a hacernos cargo y seguir el legado de una tradición fundada por nuestro ídolo Casio, porque no sabemos hasta cuando pueda durar todo este mal. Es por eso que quisiera cederle la voz a nuestro ídolo, con tal de escuchar sus sabias palabras-.

Dicho este discurso, Grolry miró con cierto aire de escéptico a Casio. Grolry, que ya se asumía como ex héroe de los caseosos, imploraba indirectamente una respuesta del ídolo, una respuesta que explicara el por qué de su predilección hacia Bill y el por qué del origen de la tradición. En sus interiores, Grolry creía ciegamente en que era Casio quien ocultaba el pasado y la verdad acerca de su linaje y su génesis mismo. Es por eso que aprovechaba esta ocasión para hacérselo saber. Aún con estos deseos, Grolry siempre sintió que Bill no estaba capacitado para seguir el circular destino suyo y el de los caseosos, no por falta de habilidades, sino por sus determinaciones propias. Había algo en el interior del pequeño Bill que quería salir a flote, a pesar de sostener en sus hombros la carga pesada de héroe impuesta fatídicamente.

En señal de respuesta, el mismo ídolo Casio accedió a la petición del viejo Grolry y le contestó en tono alto:

-¡Grolry! Has hecho bien en venir a estos terrenos para expresar tus dudas. Sabes muy bien lo que acontece y eso no has de ocultárselo a nadie. El mal al cual tú te refieres, bien has de saber que posee su origen en el caos. Pero nada de lo que hagamos asegurará que podamos conocer a exactitud su causa y su posible final. Es así que, como ídolo y héroe primigenio de esta generación, me toca ser el guía y el referente para todos ustedes. Grolry, como has servido a la tradición hace algún tiempo atrás, no puedo más que decirte que tu decisión ha sido efectiva. Bill, tu nieto, es quien hoy lleva a voluntad propia el cargo honorable de héroe de los caseosos. A pesar de su corta edad e inmadurez, ha demostrado gran avance y habilidades extraordinarias, tal cual su abuelo en su lugar y tiempo. Yo mismo me he encargado de asesorarlo hasta su llegada a la Montaña Caseosa. Es por ello que estoy seguro que Bill será quien hallará la clave para todas sus dichas y desdichas-.

Terminado este nuevo discurso, aquellos caseosos dentro del bloque que apoyaba la tradición, exclamaron:

-¡Casio, ese niño es aún muy novato! ¡No creemos que pueda hacer nada sino solo seguir con lo que ya se había hecho antes! ¡Sí, pedimos una explicación al gran mal que siempre nos ha azotado, el cual sentimos en nuestras pieles y corazones! ¡Queremos una respuesta! ¡Respuesta! ¡Respuesta!-.

Ante el clamor del bloque que simpatiza con la tradición, respondió el líder de los llamados “progresistas”:

-Dirigentes y ciudadanos del pueblo de los caseosos. Ante sus demandas quería yo hacer notar nuestro discurso. Es verdad que la ciudad y todas las generaciones pasadas que han habitado en ella pasaron por lo mismo y se han hecho las mismas preguntas que todos ustedes. Yo, quería ahora hacer presente la postura de mi predilección hacia nuevas formas de vida y obra que puedan aportar y potenciar la imagen misma de los caseosos. Con sólidos pensamientos he podido llegar a la conclusión que es la tradición misma con su karma negativo la que ha provocado perjuicios en la economía e infraestructura de toda Tierra Caseosa. Es ya la hora de hacer uso de la creatividad, y la tecnología otorgará las posibilidades a cada uno de los ciudadanos presentes para desenvolverse a lo largo y ancho de todo este mundo, y además y por sobre todo en el mundo propio!-.

Casio, ante tal manifiesto vehemente, replicó:

-¡Oh caseosos! Como parte de ustedes sé de sobremanera cuan ávidos de felicidad se sienten, pero me embarga la posibilidad de que no entiendan las prerrogativas que les hago llegar. He dicho que la tradición épica, la cual todavía sigue vigente ante los ojos de nuestros corazones, no ha muerto, y no pretendo tampoco censurar sus sueños y ambiciones, pero no puedo renegar el linaje de los héroes bravos de Tierra Caseosa. Es todo el destino que conocen mis augurios y todo lo que puedo despejar de entre las grises nubes de nuestros cielos. Veo que el tiempo se les vuelve feroz en cuanto no pueden llegar a sentir recompensadas sus búsquedas y oficios. ¡Oh! ¿Cómo es posible que todavía no comprendan que ustedes mismos son la tradición? ¡Las ventanas hacia el mundo nuestro no pueden verse más transparentes!-.

Grolry le replicó, con firmeza: -¿Transparentes? Casio, con todo respeto, has dicho hace un tiempo atrás que nuestro origen es aún incierto ¿Y cómo es así que hablas de prerrogativas y de certezas? No estoy diciendo que no poseas la facultad de visionar los devenires de Tierra Caseosa, pero ¿Es que no le está permitido a un caseoso, aun obedeciendo a su propia naturaleza, disponer de muchas cartas a su haber? ¿No lo habías dicho ya, ante mi reivindicación como héroe que tu voluntad requirió?-.

Casio, ante la profunda pregunta del veterano Grolry, guardó silencio, a fin de explorar entre sus cavilaciones. Luego, soltó la voz el líder de los “progresistas”, una vez más:

-Señor Grolry, estoy en total acuerdo con usted. Ante dicha convocatoria, puedo hacer uso de mi memoria ¿Recuerda cuando poco después de vencido el monstruo Flawk, usted mismo renunció honorablemente a su antiguo cargo justo un tiempo antes de ceder hacia otro potencial paladín de los caseosos? A usted nadie lo vio, y debo decir con honestidad, pocos de nosotros tuvimos el valor de admirar todo lo fructífero que fue su gran oficio de guardián de la ciudad. Creo que es ese un buen nombre para llamarlo a usted si me lo permite, “Guardián”. Con todo lo que pudiera significar, “Héroe” se me antoja una palabra muy ambiciosa, a pesar de lo que se comparta en la tradición. Y es en fin, caballero Grolry, usted quien decidió por sí mismo y resultó ser héroe de sí mismo. Es todo esto, independiente de la llamada tradición épica de los caseosos, la cual no niego que haya sido una cadena de grandes experiencias. Mas, ya es tiempo que demos un segundo y hasta un tercer giro de tuercas a nuestros imperativos, y podamos ceder el paso a nuestra incipiente carrera imaginativa ¡Así, cuán vasto se nos aparece Weters mismo, sobre el cual sus olas puedan servir de pista y fuente de riquezas para probar nuestras sub acuáticas máquinas e hiper hidro equipos de exploración abismal! ¡Es con nuestras manos que un nuevo mundo se nos abre!-.

Ante el airado discurso del líder caseoso “progresista”, quedó otra vez todo en silencio. Hasta que, de vuelta hacia el bloque de los tradicionales, surgió de forma unánime otra voz que esta vez demandaba:

-¡Respuesta! ¡Respuesta! Queremos respuesta!-.

Las dos manifestaciones de ambos bloques integrantes del pensamiento caseoso presente hacían notar su espíritu de querer cambiar las cosas. Sin embargo, el gesto político de Casio permanecía latente. Grolry esta vez accedió a la presencia del ídolo diciéndole:

-Casio! ¿Qué es lo que dices? ¿Qué es lo que predices para ti y para nosotros? ¿Eres tú esa respuesta a tu propia y valiosa tradición?-.

Casio, de un golpe, como en una intuición violenta, arrojó su voz hacia los alrededores de la capital:

-¡Caseosos! Es la mirada de Johnson la que veo escudriñar hoy en los cielos de esta tierra. No hay respuestas sino las que ustedes tienen-.

Y dicho así, inició una fuerte lluvia tan torrencial que parecía que el cielo estuviera sudando a cántaros ante el esfuerzo de mantenerse arriba. Sin explicación, Casio hizo desaparecer su espíritu de esos alrededores, luego de tan agitado foro público. Casi todo el bloque de los tradicionales junto con el grupo de ciudadanos caseosos que observaban desde la periferia, despejaron el lugar. Mientras que un grupo de los “progresistas” se quedó, por órdenes de su líder, con el fin de entablar una corta plática con Grolry, el antiguo caballero reivindicado de su linaje, de su prerrogativa, de su destino.

El líder de los progresistas habló de esta manera a Grolry:

-Señor Grolry, cuánto me place hablar con usted, un caseoso de tomo y lomo, ahora en momentos de convulsiones y revueltas. Sé que nosotros, caseosos con espíritu de ciencias, podemos entablar un convenio con el fin de llevar a cabo nuestras resoluciones, tan postergadas a menudo por estas tierras, dada las circunstancias. No malentienda nuestro propósito. Yo sé que usted tiene un lazo muy cercano con nuestro mentor Buris. Me han contado que en estos momentos se halla muy lejos de Ciudad Caseosa, en las inmediaciones de Virimhan. Nuestro mentor siempre desconfío de las empresas llevadas a cabo por Casio, a pesar de los problemas mismos de los que somos parte ya. En cambio, como usted siempre tuvo una disposición por las nuevas tecnologías descubiertas y realizadas por nosotros, la vanguardia de Tierra Caseosa, pretendo ahora, gran Grolry, si me permite entrar en confianza, planear un reencuentro con nuestro mentor con tal de estar al tanto de sus actividades y potenciales proyectos. Es cierto que, hasta el momento, nuestros avances han sido bastante productivos, pero créanos, necesitamos de su ayuda en esta ocasión, tal cual ocurrió luego del “Gran Quiebre”. Espero contar con su auxilio-.

Grolry le respondió, en medio de la fuerte precipitación:

-Ya veo, compañero caseoso, aún recuerdas mi historial de guerrero. Pues déjame decirte cuán molesto me siento de volver a iluminar mis recuerdos. Independiente de esto, déjame decirte que, de acuerdo a tus favores, puedes contar conmigo. Últimamente, Casio se ha vuelto cada vez más enigmático, y no estoy diciendo que nos perjudique, sólo es una suerte de premonición que guardo en mi pulso de héroe caseoso la que me comunica esto. Yo estoy completamente seguro que es él quien ha de revelar nuestro origen y el suceso de nuestras desgracias todas. Bill, en estos instantes está arriesgando su vida por rescatar a su padre y su hermana. Es posible que se encuentre bien, pero yo siempre he desconfiado que este cargo heroico le sea otorgado solo a él mismo. Mi nieto siempre ha ocultado ciertos aires de libertad que ni yo he podido imaginar. Creo además que en estos momentos mi hijo Toli se las debe estar ingeniando con Miti para escapar de las garras de Johnson. Entonces nosotros podremos también hacer algo, una vez más, por neutralizar esta influencia que hoy es una de las tantas de la cual deriva nuestro eterno paradigma ¿Qué dices, compañero caseoso? Veo que tus esperanzas individuales no te han traicionado. Veo que bajo la inspiración de vuestro maestro aún se encuentra ese pathos único que te insta al riesgo y la elección ¿No es cierto?-.

-Muy oportuno lo que hablan sus voces, Sr Grolry magnánimo. Me temo que así es. Nosotros los que estamos llamados a potenciar nuestras capacidades y nuestras queridas creaciones queríamos agradecerte. Por mi parte, me haré cargo de acompañarte en este viaje con tal de contactarnos personalmente con el maestro Buris, y llevar a cabo nuestro propósito. Mientras tanto, mis colegas trabajan en la asesoría de iniciativas en un lugar apartado de la capital caseosa, en donde ni Johnson, ni siquiera nuestro ídolo Casio, podrán estar al tanto-.

–Veo que así es, pues acepto, pero antes déjenme a solas en éstos parajes. Necesito resolver ciertos cuestionamientos que pasan ahora por mi mente-.

–Tus palabras sean tu obrar, Grolry. Nos estaremos viendo, cuando la colérica lluvia deje de precipitarse sobre estas tierras-.

Eran estas palabras las que proferían ambos caseosos. De este modo, el líder de los “progresistas” se marchaba junto con sus compañeros. El viejo Grolry permanecía solo en medio del vasto panorama mientras que la lluvia aún duchaba todo su caseoso cuerpo. De súbito apareció entonces, en una ráfaga de luz, uno de los ex héroes legendarios caseosos. Se trataba del héroe con quien Bill tuvo la oportunidad de practicar sus dotes de espadachín. Era evidente que arribó hasta ese lugar para entablar diálogo con el viejo Grolry, dadas las circunstancias que no solo acaecían en el Océano Caseoso, sino que también en el seno de los conflictos entre estos personajes:

-¡Blyze! ¿Qué es lo que te trae por estos lares? ¿Acaso ya has estado al tanto de todo lo sucedido?-.

–Grolry, viejo compañero Grolry. Veo que hemos sido casi como hermanos y aún no logras compenetrarte del todo en estos asuntos. He sido el vigía activo durante todo este tiempo, y durante el foro público. Ahora, viejo compañero de armas, cuéntame ¿Qué es lo que planeas hacer respecto a aquella misión propuesta por los llamados “progresistas”? ¿Serás acaso el guardián, el vigilante de sus manifiestas resoluciones, de sus manifiestos caprichos?-.

–Sí, claro que sí, Blyze. Aunque, como ya me conoces, no he tenido el suficiente coraje a mi edad para ser convencido en tales situaciones presurosas. Pero, ya que estamos hablando de nosotros y nuestro pasado, en vista de todas las influencias que enmantelan nuestro querido pueblo, no me ha quedado otra opción que hacer a Bill partícipe de este juego. Si bien creí que, a pesar de mi sangre, él seguiría un camino diferente al resto de los caseosos, hoy ya veo que está de vuelta en la tradición que parece estar auxiliada por el tiempo soberano-.

–Grolry, te comprendo, pero ya no es tiempo de malinterpretaciones. Hemos llegado a un punto decisivo de nuestras peripecias. Será quizá con Bill que termine este ciclo de linajes, no lo sabemos, pero creo que ya es hora de reorientar nuestras visiones. Para nosotros, los caseosos, que hemos vivido el limbo en carne propia. Para nosotros, los caseosos, que hemos experimentado el miedo a lo que se conoce. Para nosotros, los caseosos, que no conocemos otro comienzo que el fin, este tiempo se nos hace decisivo. Y Grolry, créeme, no es por ser partidario de la tradición, pero si volvemos a nuestros mismos límites y los consumimos en nuestro interior ¿Qué monotonía parecería así amenazante? Grolry, es con nuestras determinaciones, nuestras grandes intuiciones, que brincamos airosos sobre todos nuestros obstáculos ¿No te parece ya esta una fábula conocida? Pues, ¿cómo crees que estemos aún sobre estas tierras hablando en estos espacios y sobre estas cosas? Si nos hemos reivindicado de la tradición es porque alguna vez fuimos esa tradición. Nosotros, los caseosos, no tendremos que pretender la huida, porque, de ser así, llevaríamos el sufrimiento en nosotros mismos, hacia los lugares y zonas que fueran, pero si alimentamos nuestros sueños y deseos, no habrá ya un vacío que resulte demasiado profundo-.

–Airoso como siempre, Blyze. Tus palabras rebosan de entusiasmo. Habrías de escuchar todo lo que Casio, yo y los progresistas discutimos en medio de la masa y los cántaros de lluvia. Ahora es mi turno de volver al campo de la batalla, quizá por última vez, y reanudar nuestro juego ¿no? Así como me lo propusieron aquellos caseosos señores de las tecnologías, he de ir a buscar a Buris para actuar con ellos y llevar a cabo un proyecto importante. Sea lo que sea, que pasen otros cien años para esperar por aquel acontecimiento, pero como así lo vocifera mi conciencia, el esperar nunca prospera. Y, de acuerdo a tus palabras, Blyze, no nos queda otra que barajar nuevas cartas, y apretar ese nuevo botón, hasta que ya no quede alternativa, y hasta el punto de que ya no seamos los caseosos-.

–Y bien, Grolry, ya hecho nuestro escenario, ¿Cuál será el siguiente paso?-.

–Bueno, será el ingeniarnos un recorrido lo menos problemático posible hasta las inmediaciones de Virimham, ciudad técnica y manufacturera, refugio ideal de Buris y los progresistas. A la cabeza se me vienen no más que dos opciones: Precipitarnos hasta lo profundo de las forestas del queso, lo que supone un viaje más corto, pero, a la vez, más agitado y laberíntico, o dirigirnos al litoral a puertas de la capital caseosa y emprender un viaje naval, largo pero un poco menos ajetreado. Aunque ambas empresas resultan arriesgadas, Blyze, es un pequeño riesgo que es oportuno correr, si quieres esta vez apretar el destino con una nueva mano ¿no?-.

–Sí, Grolry, bastante bien pensado. Al tanto de tu paradero y de tus andanzas, ya puedo marcharme una vez más. Será mejor, Grolry, que no pienses mucho en tu familia si quieres arriesgarte ahora. Procura hacerlo como yo lo hice alguna vez: sin memorias, sin mundos, sin nadie, solitario, solitario, atravesando memorias, mundos y corazones…-.

Eran estas últimas palabras las que desvanecieron en el eco de los cielos, mientras que, sobre la inmensa capital, las nubes se rasgaban para denotar un celeste despertar. Entonces, el veterano Grolry, con una sonrisa corta como la de su nieto, se dirigía de vuelta a la escena en la plaza central de Ciudad Caseosa, para asegurarse de que todas estas fantasías, todos estos blancos y negros, no se transformen solo en el preámbulo de un telón que amenaza con cerrarse, sino que también tengan cuerpo en cada uno de los corazones, y en cada uno de sus claroscuros días.