martes, 7 de noviembre de 2017

A un lado del Preucv de Viña, un par de hombres instalados con colchones, un carro de supermercado y un montón de utilería en el terreno contiguo al estacionamiento de un edificio. Echados ahí empezaban a hablar sobre el rigor de la pega y sobre la Navidad. De repente dirigían la palabra justo antes de tomar la micro en el borde de la calle. Decían que hoy no harían nada, y que para la pascua arreglarían todo el rincón en el que vivían, con luces y guirnaldas. El otro repetía que su compañero era "la que hacía de mujer". Él le respondía con una risa disimulada, pegándole un paipazo amistoso. Sin escuchar demasiado, y asintiendo luego su discurso, explicaban que todo el mundo en el centro los conocían. Que ya ni los pacos los molestaban, porque no le hacían mal a nadie. Al repetir eso uno de ellos, el otro se quedó mirándolo fijo. "Lo importante es tener esto limpio, joven", señalaba hacia su cabeza. "¿El pelo wn?", "No, la conciencia wn, la conciencia". Antes de acabar la charla para el retiro, no quedó otra que asentir y agregar que eso era lo más importante, "no tener problemas con nadie". El sujeto más grande alzaba el dedo gordo y se levantaba para ir a buscar una camisa colgada en una silla sobre la intersección Viana-Alvarez. El otro, a lo lejos le hacía una señal con la mano. Sacó luego una radio antigua y se puso a escuchar una emisora desconocida.

Miente, miente

No vi ayer el debate presidencial pero supe de una anécdota realmente jugosa en ironía. Resulta que Piñera había asociado la frase "Miente, miente, que algo queda" a Lenin. Y luego, Artés, corrigiendo al candidato en el acto, le replicó que esa frase nunca la había dicho Lenin, sino que el Ministro de Propaganda del régimen nazi de Hitler, Joseph Goebbels. "—y se lo puede explicar mejor el señor Kast—" agregó, para rematar el palo indirecto al otro candidato presente. Lo más notable de todo es que, de hecho, la frase tampoco pertenece a Goebbels. La frase tendría de por sí una tradición antiquísima, siendo reescrita por otros tantos traductores, entre ellos Rouseeau y Delavigne, cada cual parafraseando los dichos sobre la mentira a su conveniencia. Entiéndase por traductores, a su vez, traidores de la fuente. Una fuente, tal vez, inexistente, o sencillamente, imprecisa. La propia semántica de la frase encierra su pragmática a lo largo de la historia. Aquellos que la han acuñado han mentido también de manera flagrante. El debate presidencial nos ha dado así una clase involuntaria de paremiología. Lectura apócrifa sobre lectura apócrifa. Fe de erratas. O fe de ratas al poder.
A la salida del depa me encontré en la vereda una moneda guacha de cinco pesos. Es duro saber que otrora esa moneda guardada celosamente en un chanchito o sumada a otras monedas guachas hubiese servido de algo, pero con la nueva ley del redondeo, esa moneda encontrada en la calle ya no tiene ningún precio ni valor, se redondea a cero, por lo tanto, mi hallazgo fue inútil, aunque paradójicamente significativo, porque así queda claro que también se pueden descubrir cuestiones sin valor hipotético, pero en cambio con uno simbólico. Guardo entonces esa moneda guacha de cinco pesos, y la coloco en el cajón de los cachureos, junto a rarezas y antigüedades, como una forma de recordarme que la nada también tiene un lugar especial en los anaqueles de la economía.