domingo, 4 de agosto de 2024

Real cólera poética

Cuando todo cae, y lo que denotaba solemnidad se revela cual careta ruidosa, profana en su manierismo

Y los gruñidos de los energúmenos se confunden con las palabras inocuas de los biempensantes

Entonces los sueños y los deseos de trasnoche se vuelven una leyenda infame

Una locura material, negación de la negación, mera idolatría de las heridas y fetiche de la angustia.

Lo negro les arrulla el nervio sensible, se dejan encandilar por el demonio de la consciencia

Que les susurra el rumor de la belleza transmutada y disuelta para alimentar la hybris

De unos cuantos idiotas que abrigan la causa de la disolución y sacralizan el nihilismo del paria.



Asaltan las cabezas de las ilustres estatuas para regocijo de su cloaca histórica,

Su pandemonio de rencores, enconos y odiosidades, ante la sombra del teatro del pánico,

Espectáculo esperpéntico, destellante de magia negra, chapoteando en bilis y úlceras

Amor y obra de iluminados, vanguardia travestida, a la usanza del nuevo orden

Espacio indeterminado, abismo sin fondo en el que habitan sin habitar

En el que fluctúan al ritmo de la deconstrucción y de la relatividad del ser

Maniobrada por poderes fácticos y fuerzas convulsas

Ilegibles para su léxico mediocre, en el ocaso de las miradas y las perspectivas.



La real cólera los pillará solapados, cual topos sin madriguera, masticando el polvo

La real cólera los asechará, a medio camino entre ameba y humano

Hará que se odien a sí mismos, en la evaporación completa de su máscara

Odiarán el teatro que han montado, y no pararán de odiar hasta que la cólera sea el absoluto

Y el absoluto los engulla en fauces de constelaciones.

Contarán una a una las palabras afiladas en la batalla de los egos

A cambio de voces falsarias, repetidas en el inconsciente, tendidas cual ropa sucia

Babean en el piso mientras la bruma envuelve su agitación, su pequeñez legendaria

La palabra futuro ahora suena a mitología, la inocencia algo que se paga caro, en cuotas poéticas

Y en labios de poeta indignada, revolcándose en la basura de las omisiones y las decepciones

Constantes proyecciones de su propio ser miserable y carente.



Tras una historia con dolorosa trama, herida supurante, sin clímax

El amargo desencanto alcanza proporciones bíblicas y parte aguas,

Y parte el ascenso, y parte el descenso, porque ya no resta purgatorio

Y el puerto es todo lo que queda, el puerto herido de muerte, saboteado por un cadáver hediondo

Que sobrevuela sus rincones, esquinas e imaginarios, de manera impune

Que despliega a sus emisarios y procura manchar la tiniebla refinada

De sus adoquines, de sus edificios, de sus aceras

Sobre ellas restan los versos y los cantos extintos

Convertidos en sangre contra el pavimento, a merced del golpe

A merced del golpe furioso de la historia, la histeria vuelta creación activa,

Poiesis fatal, oro negro del odio,

versos perros, elegías y rabias.
La feria de la Av Argentina funciona paralela al Mall Paseo Ross. Hay gente que sale de una para entrar a la otra, o viceversa. Un verdadero paseo dominical en el plan de Valparaíso debería siempre contemplar estas dos alternativas como vasos comunicantes. Se cruza la calle para alcanzar la feria cual inmigrante indocumentado, o se cruza la misma en sentido inverso para ingresar al Mall, cual asalariado sin tarjeta de crédito.
"Quién piense que lo literario debe corresponderse a lo real se equivoca. Se trata de aquello que Mario Vargas Llosa llamó “La verdad de las mentiras”, dado que, ni siquiera en una biografía se puede identificar plenamente lo escrito con lo vivido. Cualquier acto de recordar es una tergiversación de esa realidad pasada: por la propia metamorfosis de la memoria tras un intervalo de tiempo, por la “lectura” explicativa posterior que hacemos de dicha experiencia, por la “edición” del recuerdo donde escogemos qué eliminar, qué contar y qué callar." Guillermo Mas Arellano, en Los relatos autobiográficos de Thomas Bernhard
A propósito de narrativa, la reseña del libro de Byung Chul Han, "La crisis de la narración" (2023) en el cual se basó Gonzalo Contreras para su columna:

"La comunidad narrativa genera cohesión social, como ejemplifica Han con un relato de Peter Nadas. También Peter Handke es convocado con sus libros más paseanderos (Ensayo sobre el jukebox) para explicar la porosidad de lo que se juega en toda narración. Ahora bien, si las narraciones crean comunidad, el storytelling apenas crea communities, que constan solo de consumidores de narrativas y emociones.

A eso se agrega, la ubicuidad de la información. Narración e información son, dice el filósofo, fuerzas contrarias. La narración busca subrayar la opacidad del mundo. Benjamin –y con él Han– se remiten a Heródoto, cuando cuenta la historia de aquel rey de Egipto, que capturado por su par persa, se aporrea la cabeza con los puños al descubrir en el desfile a uno de sus siervos. ¿Por qué lo hace? Nunca se sabe. La fuerza de la narración es lo que se omite."
Sobre la pérdida de la capacidad para narrar, ha dicho Gonzalo Contreras: "A la historicidad, a la narración, se le opone la contingencia, la instantaneidad digital. Ya nada admite ser narrado, relatado como ese encadenamiento modulado de hechos que nuestra consciencia puede describir. Hemos cambiado las historias, nuestras historias, para pegarlas u olvidarlas, por otras formas supuestamente narrativas, como las story, las story telling". Los medios virtuales están hechos para el "estado" sin profundidad, para la irrelevancia en menos de doscientos caracteres. Tenemos en nuestras manos y en nuestra pluma la voluntad para revertir la situación, dándole madeja al relato de los acontecimientos y a la fabricación de textos que recreen la realidad, que la desafíen y pongan a prueba la extensión de la palabra.

Minuto filosófico

Le pregunto ahora a Aristóteles. ¿Qué entiende por realidad? ¿Será acaso Internet con sus redes neuronales? ¿O sólo aquello que se me presenta ante la pantalla?

Hace 15 años en Facebook.