lunes, 5 de septiembre de 2016

Prevencionistas

Mi viejo ayer conversaba con el que fuera su mentor en Prevención de Riesgos. Su maestro zen en el ámbito de la prevención. Lo ayudaba con unos procedimientos y reglamentos, mientras conversaban sobre sus avatares laborales. En una de esas, el maestro soltó una frase de antología: "El accidente ocurre cuando se deja de pensar". Se refería en específico a los incidentes que, por menores que fueran, constituían un potencial accidente si no se reflexiona sobre ellos. Dicho de otra forma: el accidente es la consecuencia de un incidente en la realidad sobre el cual no se piensa o no se ha pensado lo suficiente. El maestro ponía por ejemplo el ámbito de los trabajadores de la mina del Norte. Su minuto de esparcimiento dentro de los clubes nocturnos se desarrollaba casi de forma anárquica, sin una fiscalización ni una protección adecuada. Los trabajadores prácticamente olvidaban toda la normativa de seguridad cuando se trataba de sexo y de alcohol, (se veía sobretodo en la escasez de profilácticos, y además en el consumo etílico de conductores que al otro día llegaban con la caña) propiciando precisamente la aparición del riesgo. En definitiva, independiente de su libertad fuera de la pega, los trabajadores no habían pensado ni reflexionado sobre la posibilidad del riesgo inclusive en su sagrado momento de ocio libertino. Mi padre destacó por un momento, a raíz de esa anécdota, el alcance humanista de la profesión. "No todo parece ser, en este ámbito, cálculos, fórmulas, medidas. Reglas y leyes". También influye mucho el pensamiento en esto. La psicología. La moral. El caos del ámbito que se intenta preservar y controlar. ¿Y si entonces, (siguiendo el alcance filosófico de la Prevención de Riesgos), el propio mundo que uno conoce fuese solo un incidente sobre el cual no se ha reflexionado en demasía, con el peligro de volverse un accidente por desconocimiento? ¿Y si todo lo que hacemos redunda finalmente en este vaivén entre incidente y accidente, y el pensamiento entre ahí para prevenir el riesgo de caer en el caos de la indeterminación? Pese a esto, la sentencia breve y serena del maestro continúa imperturbable: "El accidente ocurre cuando se deja de pensar". Sin embargo, la realidad misma, al fin y al cabo, ha demostrado desmentirnos continuamente, elevando el riesgo a categoría existencial, para hacernos ver lo inútil que resulta intentar controlarlo todo, y caer en la cuenta de que todas nuestras acciones pueden, sin la suficiente voluntad, volverse un accidente riesgoso pero enigmático.