miércoles, 1 de abril de 2015

Recuerdo que el Papa Francisco decía algo así como que era amante de Dostoievski, de Borges y del tango. Sobre lo primero el ruso se revolcaría en su tumba. Él, que en la parte del Gran Inquisidor de su novela Los Hermanos Karamazov dirigía su anatema contra el catolicismo y reivindicaba a Jesús frente a la falsedad del clero ¿Cómo a un Papa le puede gustar Dostoievski? ¿Habla tras bambalinas de la Iglesia? ¿O como lector secular de literatura anti eclesiástica? O será realmente como dijo el ruso: "Si Dios no existe, todo está permitido". El dilema en el Inquisidor dice relación precisamente con aquellos representantes de "lo divino" en la tierra. De acuerdo a Dostoievski, si Jesús regresara ahora mismo sería encarcelado por rebeldía contra la Iglesia. El absurdo se hace carne. La Iglesia actúa como el Dios del antiguo testamento. Jesucristo es venerado solo como símbolo, como amuleto de semana santa. Pero que postergue su infinito regreso, así el negocio fructifica. Para estos burócratas de la fe, que redima a quien se le de la gana solo mientras no lo redima de la Iglesia.