martes, 23 de octubre de 2018

Museo de la Biblia en Washington confirmó que cinco de los dieciséis manuscritos del Mar Muerto son falsificaciones. Sostuvieron que podría ser el mayor fraude arqueológico desde el "Evangelio de la esposa de Jesús". Lo auténtico como lo sagrado. La intervención moderna supone para sus feligreses una herejía. Lo apócrifo como lo contrario a la Verdad. Pero no faltará mucho para llegar a una certeza todavía más devastadora: todo texto, por puro que parezca, remitiría a otro, en una cadena hermenéutica sin origen claro ni destino aparente. Encontrar la fuente original equivaldría a desentrañar el principio de todo. ¿Acaso Dios? ¿El Autor supremo? Desmentir esa fuente significaría reconocer la falsificación como la única realidad. Se crea un relato, se crea a su vez un mundo. Lo falso lleva también el signo de lo sagrado. Lectura inconfesable.