domingo, 12 de abril de 2020

Sin duda, el más perjudicado hoy por hoy es el pequeño mercado terciario. Así se pudo evidenciar en un mini reportaje del otro día en el 13. “El drama del mercado en tiempos de pandemia”. Claramente, no al mercado global sino que a los comerciantes de servicios: Botillerías a medio abrir, clandestinas fiscalizadas durante los toques de queda; restoranes y fuentes de soda cerrados por las medidas sanitarias; pubs y clubes nocturnos en riesgo de quiebra debido al aislacionismo y la cuarentena por decreto. Un joven que había montado hace poco una peluquería dijo en el reportaje que debió transformar su PYME en un delivery debido a la crisis, pero lo preocupante es que dicha crisis ya se venía gestando desde el 18/10 con todas las medidas represivas que impactaron sobre la economía a corto plazo, sin contar las manifestaciones y saqueos que espantaban al público objetivo. De esa forma lo hacían saber algunos comerciantes del sector de Plaza Baquedano. “El virus fue la gota que rebalsó el vaso. Ese vaso ya se había llenado con el estallido social”. Igualmente, algunos emprendedores allegados al sector, que veían cómo el barrio pasaba de ser un campo de guerra (durante noviembre del 2019) a una verdadera zona cero, una tierra de nadie, llamaban a este epidémico período de recesión económica una auténtica “tregua”, al punto de sostener que esta podría prolongarse peligrosamente más allá de lo necesario, sin garantía de que al terminar pudiera retomarse el panorama que se había estado fraguando hasta antes del 18/10, cuestión que, a todas luces, no sucederá. Solo les quedará a estos pequeños comerciantes, a la larga, exigir alguna indemnización del Estado a la luz de la calamidad pública, o bien, reinventarse drásticamente en consonancia con los tiempos. En este sentido, el mercado que ha logrado multiplicarse más que nunca, como la hidra, ha sido el digital. La tecnología digital ha llevado la batuta en medio de la enfermedad de lo análogo. Es cosa de pensar en el aumento en el uso de la aplicación de Zoom para la comunicación en línea y a distancia, merced al confinamiento. Y lo que es curioso, el retorno de los cyber café, para aquellos que no cuentan con el privilegio de internet en la casa o una conexión expedita desde su dispositivo móvil. Esto nos lleva a lo siguiente: el mercado digital ha logrado amoldarse a las circunstancias debido a su condición intangible, pero, a la vez, ha dilatado la brecha entre aquellos que cuentan con el acceso a la red y aquellos que no lo tienen. Nuevamente, el motivo de la desigualdad, amén de las condiciones materiales. El punto aquí es que la economía a nivel planetario puede caer en una eventual recesión. Sin embargo, el mercado, amparado en el capitalismo, encontrará la forma de sobreponerse y, de hecho, crecer con la pandemia. Sus viejas formas tendrán que ser sacrificadas en el proceso, y dar lugar al sistema inmune de la sofisticación.