domingo, 3 de noviembre de 2024

Comentario a “Faith No More y Chile. Una historia oral de sus treinta años de amistad” (2024) de Jocelyn Jara.

Muy entretenido el libro de Jocelyn Jara, "Faith No More y Chile: una historia oral de sus treinta años de amistad”. Hay pasajes reveladores sobre la relación de la banda con el contexto sociopolítico y cultural del Chile de principios de los noventa. Para algunos, era algo que no tenía nada que ver, una salida de madre. Para otros, en cambio, se trataba de una cuestión orgánica, inscrita en el ethos cultural y musical "taquillero" de la época. Lo bueno es que, como dijo el propio Fuguet, no establece ninguna verdad oficial. Antes bien, despliega relatos de boca en boca que funcionan más como un concierto coral y que ayudan a reforzar ese efecto de "mito" sobre la historia de los californianos en nuestro territorio. Comparto fragmentos sobre las entrevistas hechas a Fuguet y Rolando Ramos, alusivos al período del debut de Faith No More en el Festival de Viña de 1991:

“Alberto Fuguet: Creo que justo para el primer Festival de Viña de la democracia, lo que Mike Patton hizo y dijo, provocó, rompió esquemas y dividió a la gente, y la polarizó a nivel cultural. Y ahí se demostró que Chile también es un país que polariza y que, por lo menos durante muchos años -quizá ahora la cosa está cambiando-, era como blanco y negro; derecha-izquierda; moral-no moral, o algo por el estilo.
Y a nivel cultural eso no ocurría tanto y Mike Patton, viniendo del rock, produjo un grave rechazo como nunca un rockero había producido en Chile, porque claramente la música de los Quilapayún y de la Nueva Ola, o de Los Huasos Quincheros incluso, quizá no les gusta tanto a todos los chilenos, pero nunca fueron figuras tan divisorias. En cambio, Mike Patton esa misma noche dividió las aguas, y alguna gente, incluso, periodistas más o menos importantes, dijeron cosas como: “Please no more, ¡que se vayan! Esto no es música, esto no es arte.
Rolando Ramos: Lo entretenido del retorno de la democracia en Chile para mí es que la gente tenía ganas de ver y escuchar cosas distintas, y tenía la tolerancia suficiente para ser receptiva a todo tipo de cultura o de manifestación artística distinta. Así que, en ese sentido, Faith No More o el rock en general, tenían mucho que ver con ese Chile muy abierto a ser un país disruptivo, positivo, algo así como que la alegría llegó. Con muchas expectativas. Y como posiblemente no había una cultura de ser reaccionario frente al sistema, yo creo que lo que más les importaba era divertirse, y este tipo de manifestaciones era lo más tangible.
Todo lo demás era algo que estaba en desarrollo, y medio lejano de la gallada. Pero yo te diría que más era un tema de una gran explosión que finalmente se tradujo en una aceptación bastante masiva de este tipo de manifestación artística. Así que sí, yo creo que Faith No More y el retorno de la democracia en Chile era algo que ayudó bastante a que luego, proyectos como lo que hicimos en La Red, con Ritmos de la Noche, o después Rock & Pop, se fueran construyendo y siendo lo masivo que fueron en su momento. Lamentablemente no duró más allá de cuatro o cinco años y luego nuestro Chile cambió, y hemos llegado a lo que tenemos ahora”.

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