martes, 31 de octubre de 2017

Decían en La Ritoque que algunos creyentes iban a velar a sus muertos en la víspera del día de todos los santos (traducido en inglés como "All Hallows Eve"), el 31 de Octubre en la noche, precisamente el momento que se asocia, desde el culto celta, con el renacimiento de los espíritus tanto buenos como malos. Rito católico contra tradición pagana. O tal vez, ese contra sea solo superficial, y los muertos no sean sino una proyección paranormal de los propios miedos de los mortales. La vida no sería para ellos sino una oportunidad para conspirar en medio del desconcierto general. Decían además en la radio que ciertos laicos no entendían el misticismo de la cuestión pero, en cambio, no discutían la existencia de la celebración masiva, adoptando el feriado con total conformidad y sumándose a la orgía consumista de la noche de brujas. Cosmovisión religiosa y perspectiva secular. Ambos juegan, en resumidas cuentas, con la misma piñata, porque cada quien agarrará del suelo su propia ración de sentido, aunque no fuese para otra cosa que para las mismas tonterías y travesuras. Unos velarán a sus muertos en un acto de genuflexia sublime y aparatosa. Otros simplemente enarbolarán su propio hedonismo una noche en que para ellos la existencia de los santos y los muertos justificará para siempre su aburrimiento resucitado.

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