Existe cierto imaginario social que, paradójicamente, dentro de una sociedad gregaria, discrimina más al hombre perdedor en ese ámbito. Simplemente no se concibe a un hombre solo (en el sentido amoroso sexual) sin un dejo de sospecha. Resulta incluso algo vergonzoso. La soledad sigue siendo tema tabú (y lo seguirá siendo), a pesar de la ilusión de mayor independencia de nuestros tiempos.
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