Se agotaron en menos de una hora las entradas al concierto único de Tool en el Movistar. Tenía toda la intención de ir a este épico recital, pero no alcancé, por la sencilla razón de que me pagarán recién mañana. Recuerdo que en el debut legendario de King Crimson pasó algo parecido: también se acabaron rapidísimo las entradas para el show. De tal padre, tal hijo, dice el dicho. Quedé con ataque, sobre todo porque aquella vez había hecho la fila para comprar la entrada de manera física, en la extinta tienda Hites de Valparaíso. Finalmente, habilitaron un segundo show al cual sí pude asistir, experiencia que quedará para siempre marcada a fuego en mi corteza musical.
Un compadre, el creador del grupo de facebook "Tool Chile" dijo que quedó con la misma sensación, ahora que vino la banda a nuestros lares. Tampoco pudo comprar la entrada, debido a la saturación del sistema. Frustrado, mencionaba que prefería la "vieja escuela", esa en donde comprar en la fila tenía un valor agregado, cierta emoción, cierta adrenalina, donde había un sentido de pertenencia e incluso se podía conocer gente afín en el momento. Triste por el hecho de que llevaba nueve años publicando novedades en el grupo, esperando por el magno evento, para perdérselo, por una cuestión logística.
A los rezagados del concierto único de Tool en Chile no nos quedará más que la esperanza de un segundo show, dada la alta demanda y la convocatoria, igual como ocurrió con King Crimson el 2019. "Jesus Christ, why don't you come save my life now?"
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