sábado, 17 de agosto de 2024

El ejemplar perdido de Absurdía de Alex Tacussis

“El tiempo es una zarpa que nos erosiona hasta convertirnos en nada, eficientemente, minuto a minuto; y a todo. Me sorprendía en estas reflexiones cuando un asunto no me proporcionaba los resultados esperados.” Absurdía, Alex Tacussis.


El viernes volví a la Biblioteca Severín a preguntar por el libro Absurdía (1987) del escritor chileno Alex Tacussis. Segunda vez que voy a preguntar por él, y la respuesta es que no lo pueden encontrar. Está en el sistema, figura como 863 TAC en el registro, sin embargo, no está el ejemplar.

-Si no está, entonces lo sacaremos del sistema-, dijo el bibliotecario.

-¿Qué le habrá pasado?-, le pregunté.

-De seguro, al hacer inventario en los archivos, lo perdieron. No puede habérselo llevado nadie, porque figura como que nunca ha sido prestado desde el año 2011-, contestó el bibliotecario, contundente.

Y eso no podía ser posible, por la sencilla razón de que yo lo pedí. Está la fotocopia anillada del libro como evidencia. Se trata de la primera edición del libro, marcada hasta con el timbre de la biblioteca y el timbre de la Dirección de Bibliotecas, archivos y museos.

El lunes pretendo ir con esa fotocopia anillada del libro a ver qué pueden hacer al respecto. Aunque lo más seguro es que se desentiendan de aquel enigmático ejemplar de Absurdía. Hace años había leído el libro. Nunca más encontré por ninguna parte una copia. Tampoco había demasiadas referencias a su obra y aun a su persona en internet. Como mucho, el prólogo del libro escrito por Alfonso Calderón en Bruselas, el 9 de octubre de 1986.

Con el tiempo investigué a fondo sobre este Absurdía. Era tanta la obsesión por su misterio que hasta pensé, en su momento, hacer mi tesis de grado sobre esta rareza. El problema era que no había suficiente marco teórico. Puede que esa haya sido una razón de sobra para escribir la tesis, pero desistí. Ahora vuelvo sobre el libro Absurdía en calidad de lector impetuoso y encontré un par de referencias antiguas.

Una se encuentra en la Revista Hoy, número 542, del 7 de diciembre de 1987, página 58. Se trata de una breve reseña al libro de Tacussis en la sección Escaparate. En esa reseña se dice que Absurdía es una especie de Macondo propio del autor, “un país donde suceden cosas semejantes a las que suceden en otro país de esos que el lector conoce, ya sea “mediante la información”, ya sea “por haberlo experimentado”.

Otra referencia se encuentra en la Prensa Austral, de Punta Arenas, 22 de noviembre de 1990, página 2. En la sección “Lecturas del mes”, hay un artículo de Marino Muñoz Lagos que dedica un par de párrafos al libro de Tacussis. Señala que el país llamado Absurdía “se parece demasiado a Chile como para desmentirlo: aquí hay enredos burocráticos, se admira con veneración a todo lo que sea extranjero, el consumismo es el pan de cada día y la flojera no se compadece con la inteligencia de sus habitantes”.

Hay interpretaciones claves en Absurdía que nos hablan de un país kafkiano, con un toque de distopía y de sátira. Un fragmento decisivo del cuento homónimo lo describe así:

“Absurdía, tierra de los improvisadores profesionales, el país campamento autoglorificado en un engaño infame, territorio de dificultades, o Dificultandia si se prefiere y como en realidad debería llamarse, lugar del acoso policial, de la dictadura tributaria, de las desventajas étnicas, donde cívicamente se es nada, el país que jamás progresará debido a su incurable trabazón cerebral… ¡Y qué digo!: a veces, antes de dormirme, o cuando relato alguno de estos increíbles pasajes a mis amigos, me viene a la mente la inminente realidad de que nuestras oficinas absurdenses habrán de cerrarse, y no dejo de preguntarme, con recogimiento y un sabor amargo, quién de nosotros será el infeliz que vaya a ejecutar la gestión cuando se firme el acuerdo final”.

Pretendo volver sobre la novela, porque es evidente el parangón entre Absurdía y el Chile de los noventa. ¿Pero habrá en Absurdía elementos y caracteres del Chile reciente? A juzgar por la descripción, me temo que sí, aunque algunos elementos resuenan más que otros, en el Chile post octubre y post pandemia, como es la falta de progreso, la mediocre capacidad cívica, esa bien llamada “dictadura tributaria”, a la que tantos honorables se deben para estrujar a impuestos a la ciudadanía que le mandata con palabra muerta.

Si esos son los vasos comunicantes de Absurdía con nuestro Chile actual, entonces la propia anécdota en la Biblioteca Severín, el extravío del libro sin explicación y su registro pese a su desaparición, representan un ejemplo vigoroso de una realidad absurdense, por no decir, chilena, en el sentido de su relamido chilean way.

Vuelven a mí las mismas interrogantes de antaño: ¿será Alex Tacussis el escritor invisible del que hablaba Claudio Giaconi? A veces la posteridad se apuesta en un libro incógnito, subterráneo, pobremente leído por olvido o por un motivo absurdo que emana de su propia significación literaria. Cito aquí, para rematar, un extracto del prólogo de Alfonso Calderón: “A todo escritor le es preciso -como suponía Raymond Chandler- pisar firme en la ciénaga. Ello valida el poder, la aventura y el riesgo de escribir”.



No hay comentarios.: