viernes, 5 de julio de 2024

La contienda literaria entre Patricio Pron y ChatGPT-4

(Este texto fue escrito íntegramente sin Inteligencia Artificial)

El escritor Patricio Pron formó parte de un experimento en el que debió enfrentarse a la última versión de ChatGPT-4. Consistió en inventar treinta títulos de películas y luego escribir seiscientas palabras para cada título. Un panel de seis críticos se encargó de la evaluación. Pron confesó sentirse nervioso, ya que recordó el duelo histórico entre el campeón de ajedrez Kaspárov contra el programa DeepBlue. En aquella ocasión, había ganado la máquina.

Lo que estaba en juego era la creatividad humana en contra de la precisión matemática de la IA. No fue nada fácil para Pron someterse al desafío. La presión le pasó la cuenta en más de una ocasión. No solo sintió el peso de "dar la cara" por la humanidad. También comenzó a preguntarse por el futuro de sus libros y su carrera literaria si es que perdía contra "una especie de loro estocástico que repite las tonterías que la gente le dice”.

Pese a sus temores, Pron logró salir airoso del experimento. Había ganado en todas las categorías, haciendo gala de un estilo atractivo y con voz propia. Algunos de los títulos creados por Pron fueron: Después de todo lo que casi hice por ti, Enfermedad mental tres días a la semana, La mujer lego, Escoge una carta cualquiera y No, esa no, otra. Por otro lado, algunos de los títulos generados (que no inventados) por el chat perdedor fueron: Fragmentos de un ayer invisible, La ciudad invertida, La melodía olvidada, El último vuelo de la mariposa y Huellas en el mar de arena.

Para verificar la creatividad de los títulos y sus sinopsis, los críticos se valieron de todas las herramientas hermenéuticas a su haber. Primero, se detectaron lugares comunes. Segundo, se señalaron rasgos estilísticos capaces de generar interés. Tercero, se advirtió el estilo literario. Tras un riguroso examen, el triunfo del escritor -y su escritura orgánica- fue indiscutible.

Todos parecían intuir el resultado: la máquina gana en eficiencia, pero pierde en creatividad. Sin embargo, Pron, al referirse al experimento, mencionó que el objetivo de fondo era poner a prueba las capacidades creativas de la IA, aun en su versión óptima. Además, sirvió para "aceitar" la calidad de los prompts descritos para el ejercicio del chat.

Hubo un experimento previo. Se trataba de un combate literario entre el protagonista de la novela La conjura de los necios y un pterodáctilo. Estuvo a cargo del catedrático Carlos Gómez Rodríguez. El resultado fue mucho más parejo. Se concluyó que, por lo menos, "bajo algunas condiciones particulares, la IA puede escribir historias tan buenas como un humano”. Pero, por lo pronto, el dominio de la literatura mediante el arte de la palabra aún le pertenece, ojo, no al género humano en su totalidad, sino que a los escritores, esa especie que parece venida de otro mundo, uno subterráneo, aún inmune a la automatización.

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