viernes, 5 de julio de 2024

El texto alquimia (mini ficción)

Concibió en mente un libro cuyos textos fueran tan impecables que inclusos sus enemigos -sobre todo sus enemigos- lo elogiaran a sus espaldas, a pesar de sí mismos. Concibió un libro capaz de surcar la barrera entre lo prohibido y lo permitido, en materia moral, social y política, un puro texto que alquimizara el imaginario de sus lectores al punto de la mayor hermenéutica y extrañamiento posible. Sabía que dicho libro podía volverse realidad, pero debía extraerlo de la esfera platónica para luego manifestarlo en el plano de la materia, y para eso contaba solo con un teclado y su lengua maltrecha por los decires y los silencios, sobre todo por las habladurías y los espaldarazos. Era todo con lo que contaba, y con eso era suficiente. Se requería de la suficiente opacidad, de la necesaria materia oscura para invocar en la hoja vacía un universo de locura y ambición. Únicamente le faltaba el móvil gatillante, la idea fuerza, el motor vital que movería su maravilloso engranaje. Y debía buscarlo en los compartimientos herméticos de su consciencia, abriéndose paso entre nervios y chirridos eléctricos. Debía evitar, a toda costa, la saturación de sus procesos, rehuir la entropía de su organismo, si no quería ver el declive de su poético engendro.

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