lunes, 5 de febrero de 2024

El fuego no tiene sombra (poema)

El fuego no tiene sombra

Pero atrae penumbras

Sobre Valparaíso, abrasada la consciencia

Ya no caen aves electrocutadas

Solo corazones incendiarios.



El fuego corroe la memoria

Pretende la purga pero inflama la rabia

Sin luz, arrancan los tejidos,

Arrancan sus casas y sus espacios

supuran la ardiente melancolía

de un territorio indómito,

marcado por la disolución.



Perdido el ensueño y el arraigo

Caen ebrios en su proclama

Los agitadores y los esbirros

Perros de una leva poderosa

Se pierden en la bruma invencible

Vuelven a la Cueva, donde el Chivato reposa

Milenario en su relato,

Salvaguarda del acabóse.



El puerto reconoce su fuego

Sus cerros le gritan a sus árboles

Y sus árboles a los extraviados

Porque, transeúntes, volverán del olvido

Su patria será restaurada

En la medida que recobre

El ritmo de la inmanencia.



Cenizas del tiempo harán de los caídos

Una palabra tenue, vibrante

Ante la sordera del dogma

Y todos los incendios volverán

A su origen, tal cual el suelo

Que brotó infundado.

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