-O sea, se podría decir que eres otra-.
Ella se incorporó y me miró por unos segundos.
-Si así lo crees, entonces lo soy-.
¿Realmente, desde esa vez, ella siempre fue otra para mi conciencia? ¿Cómo reconocer lo que se niega a ser definido? ¿No será que lo nuestro radicó siempre en esa indefinición? Su alteridad y la mía fueron sombras que permanecieron demasiado tiempo juntas, a riesgo de aniquilarse y desaparecer.
¿Siempre fue esa otra que decía ser o solo fue la que yo creí que era?
(Fragmento de novela en curso)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario