miércoles, 5 de agosto de 2020

En una misma semana, la ya conocida lucha de cierto grupo de mapuches en la Araucanía se ha acrecentado con el contexto político del virus y la lucha mundial contra el racismo; un desastroso incidente ha sucedido en el Líbano durante su peor momento histórico, producto de una explosión de material químico supuestamente accidental; y en Villa Alemana, la justicia emprende grandes esfuerzos para tratar de dar con el paradero de una joven llamada Ámbar, cuya madre está emparejada con el famoso “asesino del tambor”, de quien se sospecha pudo haber tenido alguna responsabilidad en su desaparición. 

¿Qué tiene en común estos tres hechos en apariencia tan distantes entre sí? ¿Qué hilo subrepticio los une? Pues, que todos ellos configuran una muestra del escenario de incertidumbre y de horror que estamos viviendo durante el 2020. Y todo indica que se vienen cosas peores. Ni Camus hubiera podido intuir un momento de la historia tan brutal y absurdo. Ni la ciencia ficción más distópica hubiera podido concebir un futuro tan enrevesado y desesperanzador. Solo resta que el curso de la historia decante, venga lo que venga, y que nos pille confesados antes de que sea demasiado tarde.

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