miércoles, 20 de diciembre de 2017

Me entero con alegría que mi hermana será matriculada en el Liceo Eduardo de la Barra, uno de los pocos liceos de tradición que van quedando, (aunque ya no refleje ni la sombra de lo que era antes), el mismo por el que pasaron figuras tan disímiles como Joaquín Edwards Bello y Salvador Allende. Luego de pasar su básica en un colegio de orientación laica, ahora terminará la media en el liceo más emblemático de Valpo, también laico y hasta con el nombre de un masón. Yo no puedo decir lo mismo. Habiendo cursado la básica y la media completa en colegios católicos, y hasta habiendo estudiado en la mismísima Universidad católica, debo tal vez a estas instituciones y a tempranas lecturas nihilistas, mis resquemores con la Iglesia. Por eso, no tengo más que felicitar a mi hermana por la oportunidad de completar sus estudios sin el inconveniente de las concesiones religiosas. Solo falta que curse la educación superior en cualquier otra U que no sea la católica para que complete una trilogía invicta. Libre de dogmas. O, por lo menos, libre de moralina.

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