sábado, 13 de julio de 2024

En el Antiguo Imperio Persa, -señalan- los hombres solían debatir las ideas dos veces, una sobrios y otra borrachos. La idea tenía que sonar bien en ambos estados para ser considerada una buena idea. Para Mario Cesar Ingenito, este dato recuerda a Platón: el filósofo que no está borracho es un mentiroso. Yo agregaría a Baudelaire, cuando exclamaba que hay que embriagarse de vino, poesía o virtud, para no sentir el horrible peso del Tiempo. Incluso, haría referencia a Hemingway, con una frase que se le atribuye por error: "Escribe borracho, edita sobrio".

No hay comentarios.: