lunes, 24 de junio de 2024

Si hay algo que me hizo desconfiar profundamente de las ideologías modernas es su excesivo materialismo y su distorsión o negación del aspecto mitológico y trascendente de la existencia. Llegué a esta epifanía luego de un proceso de reflexión muy personal. Encuentro que su matriz filosófica está limitada a lo inmanente, a lo terreno, a lo observable. En ellas, no encuadran los sueños, los planos sutiles, los dioses, los espíritus y prácticamente ninguna cosa que no sea tangible. Todo es superchería para el dogmático materialista. Aun la ciencia antigua, premoderna, no estaba reñida con el mito y se abría a la posibilidad de lo fantástico e inconmensurable.

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