martes, 23 de enero de 2024

El video de Damon Imani en el Foro de Davos

Ha circulado un video de un hombre increpando e insultando a Klaus Schwab y a todos los presentes en una reunión anual del Foro de Davos. “Y agradezco que el foro me dé la oportunidad de estar en este escenario y de decir ¡vete a la mierda Klaus Schwab y vete a la mierda con tu nuevo orden mundial! Nosotros, el pueblo, nacimos libres y seguiremos siendo libres. Y usted y todos sus amigos globalistas, incluidos todos los de esta habitación, se pueden ir a la mierda’”. Habría dicho el ponente en esa reunión.

De inmediato, el video se viralizó, sobre todo, en las redes sociales de “anti globalistas”, “personas de la resistencia”, “disidentes al Nuevo Orden Mundial”, y “patriotas soberanistas”. Sin embargo, el propio ponente señaló que se trata de un video satírico creado con IA. El hombre responsable del material se llama Damon Imani y es un creador de contenido. “Debato y creo videos sobre cosas que se supone no debo”, afirma en su perfil oficial de la red X.

Cabe subrayar que Imani se referió a dicho video como una “sátira cierta”. Es decir, que, más allá de la ficción de su contenido, las cosas que allí dijo sí coinciden con lo que él realmente piensa respecto de Schwab y su gente del foro. Muchas páginas verificadores de fake news salieron a comprobar la veracidad de la información, y se apresuraron en indicar como falso todo lo que allí salía, sin considerar que la intención de Imani nunca fue esa, sino que representar una situación hipotética, a la cual él, de seguro, podría adherir.

Entonces, tenemos, por un lado, que las posibilidades de denuncia y de creatividad de la IA son fascinantes, porque puedes editar prácticamente cualquier cosa para hacerla parecer real y crear consciencia. Pero también tenemos que, por otro lado, los mecanismos y algoritmos de la IA perfectamente pueden ser usados para falsear la realidad o recrear hechos o situaciones que nunca ocurrieron con un fin perverso. O, derechamente, engañar a gente que se proyectó en Imani, en su representación virtualizada, porque le daba forma audiovisual y cinematográfica (inclusive) a una postura sostenida por aquellos que ven en el Foro de Davos el máximo exponente del corporativismo global e incluso la plataforma política por excelencia del globalismo internacional.

Aquí sí se cumpliría la críptica frase de Baudrillard, oráculo de la simulación posmoderna: “El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero.” Era, en una reformulación del dicho, demasiado cierto para ser real.

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