domingo, 23 de abril de 2023

Tengo en mi pequeña biblioteca algunos libros de regalo firmados por un par de ex amigos de la U y del mundillo literario. Unos, que tuvieron un valor de amistad; y otro, que tuvo, en su momento, un valor sentimental. Ahora que esas personas ya no están en mi círculo, permanecen, sin embargo, esos ejemplares ahí, como un recordatorio de lo que fue o lo que no pudo ser, o una ventana indiscreta al pasado y una invitación sarcástica a su lectura. ¿Qué hacer con los libros regalados o con los libros de autoría de personas que ya no existen para ti, o que por abc motivo se restaron de tu vida? Lo mismo digo de aquellas personas a las cuales les regalé uno que otro libro, y ahora ya no están. ¿Qué sucede con los libros? A la larga, es lo único tangible que sobrevive al desastre de las relaciones humanas. Sobrevive en cuanto evidencia del desastre o en cuanto artefacto autónomo, mundo aparte independiente del mundo y sus giros de guion. Sería bueno hacer ese ejercicio. Por mi parte, yo conservo los libros de cada una de aquellas personas, sencillamente porque no tienen la culpa de nada.

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