lunes, 27 de noviembre de 2023

De repente, chuta que extraño las lecturas de poesía, extraño a la gente leyendo y aplaudiéndose entre sí, extraño el copete barato y las conversaciones intensas, edulcoradas por el ego y la pasión, pero ese tiempo se derramó cual vaso de vino sobre una mesa de un local extinto. Cerraron los locales que nos vieron leer a altas horas, cerraron también los rostros que nos vieron amar o ensayar siquiera un intento de romance malogrado. Alguien tendrá que escribir, en algún condenado tiempo, la historia secreta de la poesía porteña. Ese día al puerto encallarán los silencios penitentes, las ausencias rencorosas.

No hay comentarios.: