miércoles, 31 de agosto de 2022

Lucy Oporto: “A Jorge Sharp sólo le importa ganar, a costa de lo que sea y de quien sea”

"La degradación de los símbolos patrios también obedece aquí a un programa. Está en la línea de la escalada de la violencia desatada que comenzó en octubre de 2019, y en sintonía con la nueva Constitución, respecto de la plurinacionalidad y sus pretensiones refundacionales, aunque ya no sean declaradas abiertamente. Pero la historia de Chile sigue comenzando con colectivos como ése. Nada ha cambiado.

No obstante, el episodio de Las Indetectables en Valparaíso marca un hito en el marco del actual proceso de decadencia y anomia reinante en el país: es un final, en el sentido de que su único horizonte es la muerte, la putrefacción y la aniquilación como modo de existencia que se place en su propia sordidez y vacío carente de sentido.

Además, esto ocurre a pocos días del plebiscito de salida, en el contexto de otros hechos significativos o violentos: la detención de Llaitul, la revelación de oscuros nexos entre éste y funcionarios del gobierno, la escalada de la violencia en el Sur, cada vez más feroz, y el auge del crimen organizado.

Descienden a este nivel, porque ya se han quitado todas sus máscaras, obscenamente, y ya no les importa mostrar que la putrefacción programática de Las Indetectables sea también un trasunto de la nueva Constitución, en cuanto a su voluntad de disolución, indiferenciación, nivelación y refundación de Chile, a su imagen y semejanza.

Su barbarie originaria ha sido legitimada desde el principio por una parte del ámbito académico, intelectual y artístico, con su (de)formación a la moda basada en sociologías postmodernas, y sus neologismos hipnóticos para pseudoiniciados sin alma, funcionales al mercado académico internacional. Grito y plata."

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