¿Y qué pasaría si te dijera, querida, que hace falta más que una mirada aguda para ver a través de nuestros más enraizados relatos? ¿Que todo aquello que una vez observamos con la más nítida promesa de futuro, ahora nos acorrala y nos vigila sin siquiera advertirlo, velando por mantenernos a la vista, más acá del velo?
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