lunes, 9 de julio de 2018

Celebran en los medios el que una profesora de Lota haya adaptado a una prueba el juego del Pasalabras que se hizo popular en el programa de Chilevisión. Lo hacen como si la idea en cuestión hubiese sido inventada por ellos, y como si el hecho de que haya sido usado con fines educativos convirtiese inmediatamente a los responsables del programa en brillantes agentes de la cultura. Estrategia informativa, trabajo sutil de ingeniería social, para demostrar que la tele también puede estimular los órganos de la inteligencia, no solo los bajos astrales. Muchas veces, para salvaguardar los embrollos didácticos, se hace necesario recurrir a todo tipo de tácticas a veces poco ortodoxas, contando por supuesto con nuestros queridos mass media como recurso inagotable de material. Aquí los memes, los videos de youtube y los trending topic han funcionado para estar al día con los intereses de los cabros. No se cuestiona el mérito de la profesora, claro está, sino que la utilización mediática del juego para atraer de manera sagaz a otra clase de telespectador, un telespectador que se regocija en la acumulación lúdica de conocimientos como íntimo capital cultural. El mensaje subrepticio que queda aquí es el siguiente: nuestro programa no solo entretiene, también promueve la educación. La profesora no solo ayuda indirectamente a elevar el rating de nuestro programa, sino que también se esmera en volver el aprendizaje algo entretenido. El juego como trampolín educativo. El conocimiento vuelto materia de concurso. La TV erigida nuevamente como ente cultural y hasta pedagógico, siempre y cuando eso le ayude a seguir en sintonía disimulando su propia decadencia.

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