martes, 17 de enero de 2017

El escritor del metro.

Noticia del día en Argentina: "Trabajador del metro gana premio de literatura". El escritor en cuestión, apodado "el escritor del subte", se aboca a su pasión por la novela negra. Será porque los túneles opacos, las máquinas frías, el gentío desaforado, su excesiva circulación, vuelven el misterio y el suspenso un tópico ineludible. En una entrevista, con total resolución, señala que: "En un universo que está siempre superpoblado, yo llego después de la fiesta". Los escritores como los que siempre parecen estar llegando tarde, a destiempo de la fiesta civilizadora pero justo a tiempo para atestiguar el vacío, el desmadre.

La existencia del "escritor del subte" reabre el debate sobre qué es o qué debe ser un escritor ¿Un simple mortal que escribe, sin otra profesión? ¿Un asalariado que dedica sus horas de ocio a la escritura? ¿Un sujeto x que participa de actividades literarias? ¿Solo un performista bohemio que hace como que escribe y frecuenta los círculos? ¿Un acomodado que tiene su puesto en la academia o en los medios periodísticos? ¿Una personalidad extravagante que se hunde en un mar de libros? ¿Un trabajador del metro que apuesta por una obsesión, o el sujeto anónimo que se sube al metro y anota unos apuntes misteriosos?

Todo eso junto, o cada cosa por sí sola. Como sea, el escritor puede llegar a ser perfectamente un paranoico que capta las últimas señas de la realidad, o un verdadero conjurador de fantasmas.

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