miércoles, 30 de diciembre de 2015

Jennifer Lawrence

Por la mañana leer una inusual noticia sobre Jennifer Lawrence. "Me criaron las ratas y eso te hace más fuerte". Me impactó no tanto por lo duro del hecho (independiente de que fuese efectivamente así) sino que por lo inconcebible de la situación, considerando su belleza y éxito contrapuesta a una realidad miserable. Incluso en una parte de la noticia agrega: “Cuando una rata se había comido parte de una rebanada de pan, yo la tiraba pero después solo cortaba alrededor del agujero que había hecho el animal y me lo comía. Fue entonces cuando mis padres se dieron cuenta de que de verdad quería hacer esto (dedicarse al cine)". La mayoría de las chicas en su estado hacen como que olvidan lo que fueron antes, y literalmente hacen una vuelta de página, sacrifican su imagen anterior o solo la ven como una anécdota, indeseable, remota. Es común entre los famosos hacer de la superación de un pasado adverso una mitología, motivo de admiración o simplemente un agregado heroico a su imagen. Jennifer quiere parecerse a aquellas semi diosas griegas que nacidas en el mundo mortal han tenido que pasar incontables pruebas para probarse a si mismas y al resto de la humanidad como lo que son actualmente. Eso la haría de inmediato más atractiva al no saberse solamente una pinturita pre fabricada de Hollywood, sino que una mortal que ha sabido explotar su pasado para la configuración de su futuro reinado. Las chicas bellas, no necesariamente célebres, ni tampoco hollywoodenses, sino que además las sencillas, las simplemente bellas, deambulando por ahí, debieran no solo vivir de su belleza presente, que en algún momento acabará, como todo en la vida, sino que saber reconciliarse con la miseria de su vida, hacer de su miseria una cualidad legendaria, digna de tragedia, digna de película, a fin de que todos a su alrededor piensen que está viviendo no solo un deseo extraordinario sino que también un sueño.

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