martes, 4 de noviembre de 2014

Desde la escolástica medieval hasta la afirmación de Roland Barthes de que prácticamente todo es relato, "literaturizable", recuerdo una pregunta capciosa del profesor Nordenflycht: ¿Qué es literatura? Nadie respondía porque en el fondo la pregunta no tenía respuesta alguna, aunque el curso no se dignaba a responder mejor dicho por el temor que suscitaba la actitud desafiante, no se atrevían a desarrollar el más mínimo argumento más por miedo al ridículo o por ignorancia de parecer bárbaro ante semejante luminaria... sin embargo había uno que otro balbuceando un desatino, una frase incompleta, ahora por miedo al silencio categórico de la clase.... respuestas desafortunadas pero geniales en ese contexto dubitativo: "es aquello que no se puede expresar fácilmente con palabras", o "aquello que tiene un significado invisible". Ante esta última el profesor repitió la pregunta como un mantra, y recuerdo que dijo: "¿esa es la definición para un fantasma? vuelva a leer". Dispara usted disparo yo: la clase era una ejecución silenciosa de egos, ante el miedo de definir algo que no admite definición. Era cuestión de actitud. Y hasta hoy retumba el eco de esa pregunta, tanto que no se la imagina sin la anécdota, sin el miedo de articular esa palabra maldita con un aire de desazón o sarcasmo.

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