miércoles, 3 de diciembre de 2025

Culto a la imagen visionaria

Del libro "Celulosa Celuloide. Críticas y crónicas de cine" (en construcción).



Imagen socavada

te invoco al mundo desde lo inefable

te rescato del abismo ciego en el que te encuentras.

Que el movimiento sea el deleite superior, máximo artificio. No podemos permanecer impávidos ante la eminencia de la pantalla, ante el porvenir de la fotografía viva, que sucumbe entre nosotros para estirar sus miembros y abrazar todas las partículas artísticas que le sean posibles: desde la pintura a la literatura, desde la filosofía a la política, desde la poesía a la fotografía.

Todo figura proyectado ante el cine, todo aparece abierto al cielo de la expectación. Los géneros y sus limitaciones se hacen pedazos, quedan fuera de foco, luego se engarzan y se montan, una y otra vez, bajo la mirada obsesiva.

Que los indicios de los distintos géneros del cine: el terror, el suspenso, el drama y la intriga, queden reducidos a materia disponible para que brote de ellos sangre, y los sedientos absorban su esencia, con la cual pretendan servirse y ser cómplices del atributo inmenso que en ellos recaerá: la visión aguda, cargada de nervio y de tiempo.

El cineasta que es testigo de una pantalla chillona, redundante, celuloide vacuo, sin fines artísticos ni pretensiones de estilo ni autoría, artesano y mercanchifle de formas generadas por y para el mercado, no solo hace del cine un menester de objetos visuales completamente asépticos, carentes de riesgo, sino que, a su vez, obvia el hecho de sucumbir ante el ranking de la irrelevancia y está destinado a la obsolescencia perpetua.

Frente a la proliferación de obras obsolescentes, el universo del cine subterráneo crecerá y seguirá consagrado a su categoría de culto, amparado en la potencia de la imaginación más allá de la industria del bosque sacro. Un sinnúmero de películas, cortos, documentales y otras criaturas cinematográficas esperan su momento para ver la luz y abrirse paso a través de la cámara oscura. Festivales independientes y reuniones cinéfilas han abierto espacios de creación y de visionado activo para aquellos que pretendan imprimir en la retina de los espectadores sus próximas locuras y fábulas.

Son estos los principios del cine oscuro, repleto de rincones, bordes y orillas, figurado, fabuloso, imaginativo. Y es aquí donde los ojos del insomne posaran la vista, para no perder el relieve ni la forma. Es aquí donde se gestará el proceso para rodar el sentimiento perdido.

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