Se cumplen 150 años del nacimiento de Carl Jung, y para darle más simbolismo arquetípico al asunto, me atrevo a afirmar que Ozzy Osbourne -que en poder descanse- fue quien mejor entendió al psicólogo suizo, sin haberlo estudiado, ya que prefirió volver consciente su oscuridad a fantasear imaginando figuras de luz. Mientras otros le cantaban al amor y a la paz con hipocresía, él gritaba contra la guerra sin miramientos. Mientras otros se refugiaban en melodías amables, él profería una voz aguda y, a ratos, desesperada, en medio de acordes poderosos y ritmos abrasivos. Siempre fue auténtico. Nunca ocultó su sombra, la integró y la convirtió en su sello artístico, en su personaje. A él le podría corresponder la figura del loco y la del creador, por igual. Locura y creación, una misma cosa.
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