miércoles, 16 de octubre de 2024

Digresiones a partir de una cita de Juan Francisco Ferré

(Escritos hace ocho años)

"El gran culpable de todo es Aristóteles, sí, el Papa del formalismo lógico y la demagogia estética. Ataquemos la raíz del problema. La literatura es una declaración de guerra al aparato lógico-simbólico de la cultura institucional. Ese aparato es aristotélico, esto es, lógico, político, ético y metafísico. La verdadera literatura es una corrosiva máquina de guerra contra este nocivo conglomerado de valores. Y los críticos, como representantes de la cultura establecida, sus defensores acérrimos" Juan Francisco Ferré.

Carolina Apraez Murillo: ¿Y cuál sería entonces la trinchera que separa la protesta a lo institucional de su defensa acérrima, cuando a veces ocurre que, de repetición en repetición de lo “contracultural”, también se va erigiendo detrás de los templos un monstruo demagogo que acuña la idea de la sombra, del permanecer al margen, de quebrarlo todo hasta a sí mismo, en muchos casos, como manifestación inequívoca de lo crítico y de lo profundo?

Yo: Lo que se conoce como literatura se alimenta tanto de la tradición como de su ruptura. La palabra tradición lleva en sí misma la palabra "traición". Ahora bien, ese afán por deconstruir sin un ápice de dirección también puede conllevar un peligro, una simple moda contracultural. Se escribe fuera de la ley, siempre, decía Bolaño. No se discute tanto la influencia de Aristóteles (innegable) sino que el aparato institucional que le siguió. En ese sentido, tanto la crítica como la apología de la tradición juegan un papel recursivo. El uno sin el otro no pueden hacer posible un cambio de paradigma.

M.M: A pesar de amar la literatura, defiendo el raciocinio aristotélico. Por ejemplo, sin él no estaría escribiendo este mensaje.

Yo: Por supuesto, nuestra estructura racional es netamente aristotélica. Sin embargo, la gracia de la literatura está en desafiar sus límites y proponer nuevas formas de pensamiento.

M.M: Entonces por la hegemonía de la lógica aristotélica es que la literatura está condenada a la derrota eterna.

Yo: Borges decía algo así como que la literatura es de base conservadora porque parte de la estructura gramatical de su propio idioma. En su caso, el idioma español que, a su modo de ver, era el más conservador de todos. He ahí el juego: saberse una impostura, una tentativa de transformación, pese a su origen. La virtud o el pecado de escribir (según como se mire) está en demostrar que todo ya está escrito prácticamente desde los griegos, pero que los relatos del mundo, sin embargo, son infinitos.

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