domingo, 7 de julio de 2024

Una ex alumna del año pasado, la "poeta del curso", me escribió un correo. Dijo que se me echa bastante de menos como profesor. Además, me comentó que acababa de hacer un "librito con sus mejores escritos" y quería saber cómo podía hacérmelo llegar. Según ella, cuenta con un borrador en word y con una copia del libro impreso. También me pidió que les diera una lectura crítica y concienzuda a sus textos, con miras a una publicación. Confieso que su correo me alegró mucho. Siempre es grato que te recuerden para bien. No quería mentirle, diciendo que extrañaba el colegio. Lo que sí me embargó de emoción fue su persistencia en la escritura, y el hecho de que me haya confiado todo este tiempo su proceso creativo. Mal que mal, la he ayudado a pulir su técnica y a superar sus miedos en un lapso de dos años. Y vaya que ha crecido bastante. Así fue desde el comienzo la dinámica entre nosotros. Pasé de ser su profesor a ser su editor personal, y ella pasó de ser una simple alumna a una verdadera autora emergente, una promesa. Y lo digo con mucho orgullo. Esperaré su libro, y haré el trabajo de edición que le debía. Lo que eran pruebas con nota al libro, lo que era un mero ejercicio curricular, en el contexto de las clases, ahora se volvió una auténtica correspondencia literaria, una comunicación genuina que trascendió el universo pedagógico

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