miércoles, 22 de mayo de 2024

Hay un segmento de una entrevista realizada a Jorge Guzmán en 1998, donde él dijo algo muy revelador: “Yo trataba de escribir, pero no podía. Se me arruinó el órgano escribitivo”. Se refería a su propio "bloqueo" creativo que media el período entre su primera novela, del año 67, y su segunda novela, del año 93. Los hechos sociopolíticos que ocurrieron en ese lapso de tiempo en el país significaron un "paréntesis" en la obra de Guzmán. Puede que haya seguido escribiendo, no lo sabemos, pero no publicó ninguna novela, salvo un ensayo del año 84, sobre Diferencias latinoamericanas: Mistral, Carpentier, García Márquez, Puig. Jorge Guzmán nos recordó que hay eventos y circunstancias paradigmáticas que nos empujan, de tanto en tanto, al silencio literario. Dependerá del pulso, la musculatura y la respiración de cada autor tomarlo como un receso o como una despedida definitiva. Eso solo corresponde a la coyuntura íntima y la situación vital del proceso creativo. Con su partida, Guzmán nos confirma que existe, al menos de manera metafórica, un "órgano escribitivo" que es preciso cuidar celosamente o, por el contrario, sobreexplotar de manera temeraria, cada vez que las pasiones desbordan el juicio, y las obsesiones socavan la propia materia viva.

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