lunes, 15 de abril de 2024

La caída del último teléfono fijo de Valparaíso

Perdonen pero no puedo permanecer indiferente a este hecho: cayó el último teléfono fijo de Valparaíso. Estaba ubicado en calle Bellavista en la intersección con Salvador Donoso. El fin de semana, según cuentan, fue encontrado en el suelo, como si lo hubieran chocado. “Ha caído el último representante de la telefonía fija callejera”, dijo un tal Boris en las redes, citado por Alerta Noticias. Sin embargo, hay quienes le rebaten diciendo que no era el último, que aún queda uno en Errázuriz o Avenida Brasil, o en la calle Uruguay, tal vez negándose a la realidad. La obsolescencia de las cosas reflejada en ese teléfono fijo destruido. Hasta hace poco todavía estaba allí, firme, incólume, aunque algo rayado, cual reliquia de un puerto analógico, conectado mediante antiguos cables que comunicaban a los porteños en sus momentos de apuro. Quién no se vio en la necesidad de colocar algunas chauchas de cien pesos antiguas en esa ranura vieja para llamar a alguien de urgencia. Yo mismo recuerdo haber hecho muchas llamadas en el plan, no precisamente en ese teléfono fijo de Bellavista, pero sí en otros que, por aquellos años, proliferaban a sus anchas. Recuerdo haber llamado a una ex, contando las chauchas que me quedaban en un bolsillo, sin garantía de agarrar el tono de llamada y sin esperanza de respuesta. Recuerdo también haber llamado, en más de una ocasión, a algún número para buscar trabajos esporádicos. Todas esas llamadas y todas esas voces quedarán sepultadas con el último sonido del tono marcado por dicho teléfono, y el tono decaerá lentamente cual corazón a punto de detenerse. Tal parece ser el tono del puerto, un tono de aparato agónico, y sus voces pasadas, desvanecidas por el ruido insolente de la historia.

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